Pinups
no ha sido muy escuchado ni reconocido, fué una especie de
divertimiento de Bowie realizada en 1973, con David amo de su mundo,
haciendo lo que le daba la gana, pleno de libertad y creatividad, con
esta grabación se disolvió la agrupación "The Spiders From Mars" y los
célebres músicos históricos encabezados por Mick Ronson.
Pinups fue
un álbum con canciones favoritas de Bowie, ninguna de su autoría y
curiosamente, todas de grupos británicos, los norteamericanos al
parecer, no despertaban un mínimo de entusiasmo, y su selección de
canciones grabadas por sus bandas favoritas tienen todas el instinto de
Bowie y de paso, sus propias versiones, rinden reconocimiento, gusto y
aporte como el de pocos autores de "covers".
Empezando
por la favorita del genio, "Rosalyn" de los enormes Pretty Things, y
complementada por "Don't bring me down" de esa banda que sigue siendo,
injustamente desconocida inexplicablemente; además de Pink Floyd, The
Who, Van Morrison, The Yardbirds o The Kinks, también hicieron historia
otras bandas joyitas, grupos finos que estaban creando una música
británica que expandía fronteras.
Uno de los
grandes ejemplos es sin duda "Sorrow" de los Merseys, absoluta delicia,
simpre revalorada por Bowie y otras canciones extraordinarias: "Friday
on my mind" de los Easybeats y The Mojos, "Everything's alright".
Entre la discografía de David Bowie, toda excelente, desconcertante y vanguardista, destacan tres discos, no porque sean de mayor calidad que otros, sino por la asociación que Bowie hizo con un músico que, en ese tiempo sólo era visto como un loco que dividía las opiniones, entre los que opinaban que era un charlatán muy listo y los que lo consideraban un genio. Brian Eno después de dejar Roxy Music, grupo con el que se le conoció en el planeta, seguía haciendo extraños experimentos sonoros, produciendo las grabaciones de grupos que por lo menos iban de interesantes a exepcionales y trabajando con los mejores músicos del rock y otros géneros, hoy Eno, es considerado como uno de los músicos más importantes del siglo XX, y los tres discos que hizo con Bowie, ya son para las mayorías, tres clásicos del rock.
De entrada, no parecía haber mucho en común entre estos dos músicos, salvo la afiliación que los críticos, periodistas y locutores les habían inventado al género de moda el glam.
El primero de estos es Low, (1977) en donde un solo track está firmado por los dos, pero que sin embargo está plagado de signos enianos:
Los cortes instrumentales y mil pequeños y grandes detalles en los arreglos a varias piezas compuestas por Bowie, tienen la huella de Eno, una pieza bella e inmortal que se llama Warszawa, es una muestra de como se fusionaron las ideas de uno y otro en una obra que puede ser considerada como maestra no sòlo en el ámbito del rock, sino en el de la música concreta, el jazz y todos los que se le ocurran a usted.
El segundo álbum, es el celebrísimo y celebradísimo Heroes, (1977) que es una especie de continuación de Low, como si hubieran faltado caminos por explorar o se hubieran quedado estructuras a medio construir, tiene la misma configuración: una combinación de piezas instrumentales y las típicas canciones Bowianas, sorprendentes y perfectamente equilibradas entre lo convencional y lo vanguardista, entre la complacencia y el experimento.
La trilogía se completa con Lodger, (1979) que es el extremo de la introducción de elementos experimentales y arriesgados sin concesiones a nadie que no sea al arte, es un disco más de Eno pero marcado con la mano de Bowie al contrario de los otros dos que parecen discos indiscutibles de Bowie, pero enriquecidos y transformados por la mano de Eno, es un disco hecho con las propias convicciones y por supuesto con la seguridad de que con el tiempo tendría que tener su reconocimiento.
El 14 de Enero de 1977 salió a la vente Low, una semana después del cumpleaños 30 de Bowie, David estaba radicando en Berlín, asociado con Brian Eno para cambiar una vez más de rumbo, después de la aventura norteamericana y su época funk, tenía nuevas inquietudes, Station to Station (1976)lo devolvió a Europa y se sentía atraído por Berlín, la cultura alemana y el fenómeno del nazismo, que fué aprovechado por algunos periodistas para colgarle la etiqueta de hitleriano.
Con Visconti una vez más produciendo junto con Bowie, con Carlos Alomar, ya de tiempo completo en la banda de David y aportando virtuosismo e ideas musicales como antaño Ronson, Ricky Gardiner como segundo guitarrista, Dennis Davis de baterista seguro y consistente, George Murray dando volumen a la sección rítmica en el bajo y Roy Young en piano y órgano en sustitución del extrañado Mike Garson.
Low es un disco híbrido, con la cara "A", de muchas referencias al Soul, con la voz de David sin el dramatismo de discos anteriores, ritmo lleno de energía y las influencias anteriores del Camaleón en perfecta fusión y una cara "B" con el protagonismo de Brian Eno que aportaba voz y teclados, con los primeros electrónicos de este tipo, a partir de "Warszawa" la que se haría inmortal, "Art Decade", "Weeping wall" y "Subterraneans", el panorama cambia, el clima se enfría, la emoción del funk se vuelve artificial e inhumana, como si las máquinas desplazaran a los humanos.
Esta cara confundió a oyentes y críticos, muchos de estos desecharon la obra y los elogios de discos anteriores se tornaron en rechazo, como suele suceder, el tiempo le dió su lugar preciso y a Bowie como el gran revolucionario, el genio inquieto que no era capaz de mantenerse haciendo lo mismo durante mucho tiempo y que iba siempre adelante de sus contemporáneos, él mismo lo declaró en diversas ocasiones, no sólo tenía que estar haciendo cosas diferentes, también tenía que hacer lo que no estuvieran haciendo los demás.
Según el propio Bowie: "Station to Station", fue "un llamado para volver a Europa" y esto significaba que su furor "soulero" y "funk", habían terminado y volteaba a su continente y lo que estaba sucediendo en el ambiente "roquero" y musical en general y lo que más le impactó de esa actualidad musical, fue el "kraut", como se le llamó a la rebelión roquera, a la invasión bárbara proveniente de Alemania, que cuestionaba al pulcro y elegante y virtuoso rock que estaban haciendo en el Reino Unido, mezcla de sicodelia y "progresión", léase: todo o casi todo el rock británico que volaba en las alturas de la complejidad y la sofisticación y todo el "progresivo" que se hacía en Italia principalmente, muy permeado por el folk, la música de cámara. el Jazz y el toque progre de los instrumentos electrónicos.
El salvaje, primitivo y a la vez, vanguardista y propositivo "kraut rock" impresionó a Bowie y lo acercó a la vieja Germania, donde poco después se refugiaría para hacer su famosa "trilogía de Berlín" y el disco que sugestivamente se llama "Estación a estación", es un parteaguas, la llegada a un sitio y el cambio de ruta en otro sentido, se acabaron las canciones muy convencionales, las armonías "correctas" y los métodos normales de componer y poco a poco se van introduciendo las abigarradas "texturas" sónicas, creadas en el estudio y que serían la característica de la trilogía, creadas por el gran genio de las texturas, Brian Eno.
Con el indispensable Carlos Alomar en la guitarra; Dennis Davis en batería; George Murray en el bajo; el extraordinario tecladista Roy Bittan, quien tocó en grabaciones de una cantidad impresionante de "rock stars" y fue muy conocido como el tecladista de planta de la E Street Band de Bruce Springsteen; y otros músicos menos notables, Bowie hizo uno de sus grandes y aclamados discos, en una época en la que se suponía tendría un bajo rendimiento creativo, por su extrema adicción a las sustancias estimulantes, sacó, como muchas otras veces, ventaja de su situación concreta y convirtió los posibles obstáculos en creatividad.
Para muchos críticos e historiadores, con esta grabación, Bowie dejó de ser un compositor exquisito de canciones "pop" para convertirse en un músico de altura, con todos los merecimientos y con su talento haciendo erupción, al parecer en esa época, empezó a romper ataduras y con la asociación que tuvo con Eno, completó su liberación.
A Bowie se le acusó de mercenario, comercialista, calculador y perseguidor de billetes cuando salió a la venta "Young Americans", venía de hacer una serie de discos muy personales, honestos, novedosos y en muchos momentos innovadores, cuando tuvo la ocurrencia de hacer un disco empapado hasta la médula de funk, en momentos en que el género tenía un resurgimiento con tintes muy comerciales.
Resulta que estaba nuestro protagonista haciendo gira norteamericana para presentar ante el público estadounidense, su álbum "Diamond Dogs", que era entonces el más reciente y resurgió en su interior, una vieja afición por la música soul-funk, acostumbrado a hacer lo que tenía ganas de hacer, llamó a Tony Visconti, su productor de cabecera y se pusieron a grabar el disco
Dicen las crónicas de la época, que el disco casi en su totalidad, fue grabado en diez días de Agosto de 1974 y las posteriores sesiones fueron para afinar detalles, mezclar o completar la grabación de alguna canción, lo mismo se dice de la composición de las piezas que fueron creadas por David en corto tiempo.
La ruptura estilística fue contundente, y Bowie baila y nada en aguas hipotéticamente desconocidas como pez en "su agua", crea su propia concepción del funk y hasta encontró un estilo adecuado para cantar, con su característica maleabilidad, pero con una teatralidad exagerada, interpretando la pasión dolida de la música soul desde sus múltiples habilidades histriónicas.
"Fascination" es la joya del disco, febril, con un Bowie apasionado y un impulso potente de los coros ortodoxamente "funk", es una composición de David y Luther Vandross, aún muy joven participando como co autor de la pieza y en los coros de la mayoría de las canciones que Bowie cuidó y potenció como la sustancia "funkera" que le estremecía cada célula desde su más tierna adolescencia.
Hay un "cover" "Across the Universe" con la participación del mismísimo Lennon en guitarra y coros y una pieza estelar, el primer número uno en las listas americanas que alcanzó Bowie, la famosa, estaba destinada a serlo "Fame", compuesta por David, John Lennon y Carlos Alomar, que como siempre, aportaba un porcentaje significativo de la calidad del sonido Bowie, tanto como el extrañado Mike Ronson, aunque con un estilo guitarrístico muy diferente.
"Young Americans" tuvo ventas extraordinarias, fue destrozado por las críticas periodísticas, los seguidores más rígidos del camaleón abjuraron de él y de su obra y a Bowie le importó muy poco, tal vez sabía que con el tiempo sería un clásico rotundo que iría desplegando sus encantos ocultos sin prisa, año tras año, renovándose en el tiempo, como si fuera regrabado cada que fuera necesario.
Registrado en 1980 en Nueva York y Londres, es un álbum de recapitulación, grabados después de la "Trilogía de Berlín" (Low, Heroes y Lodger), el famoso trío de discos que Bowie grabó en su exilio berlinés a fines de los setentas, con la complicidad de Brian Eno. Fiel a su sino innovador, Bowie cerraba una etapa y abría otra, no importa si la nueva estaba impregnada de referencias a su obra anterior, si dejaba por ahora, la experimentación extrema de la Trilogía que volvería a aparecer en los noventas, lo que destacaba era esa incapacidad del artista para permanecer por mucho tiempo haciendo lo mismo.
Y entonces hizo "Scary Monsters" con Carlos Alomar, el digno reemplazante de Mike Ronson en la guitarra, sobrio, elegante, colmado de recursos técnicos; Chuch Hammer en sintetizador; George Murray en el bajo: Dennis Davis en batería; Roy Bittan, pianista de sesión con un curriculum brillante por haber grabado con muchos artistas destacados y haber sido miembo de la E Street Band de Bruce Springsteen y como invitados de lujo: Robert Fripp y Pete Townshend en guitarras, constituyendo una banda de sobrada capacidad y elasticidad.
Visconti el productor y Bowie, trabajaron las piezas que llegaron al estudio en calidad de bosquejos y fueron dándoles forma, con una serie de tejidos sónicos superpuestos que terminaron siendo muy densos y le dieron consistencia y presencia a la obra en la que hay canciones inconfundiblemente "bowieanas" pero un tanto "retro" como si "el camaleón" hiciera un repaso de su obra anterior, reafirmarla, refinarla, regodearse con ella, antes de continuar el camino. El resultado fue un álbum muy homogéneo, permeado del "funk" de "Young Americans", con entradas y salidas de los sintetizadores evocadores de la trilogía, y el regreso de viejas formas que tenía Bowie de componer sus canciones, y una de ellas es muy representativa y sintetiza el alma de la obra entera, "Fashion" incluye todos estos elementos, pero no hay forma de decidirse por una pieza para destacarla de las demás, éste es el disco más parejo de un artista que se especializa en eso, en redondear y unificar en calidad sus grabaciones. Nunca ha sido considerado en la élite de los grandes discos de Bowie, pero tampoco ha sido menospreciado por historiadores y críticos, se ha mantenido discretamente en la memoria colectiva, pero cuando se reescucha, se hace notable su enorme influencia en la historia, del rock británico y mundial, con montones de bandas de fines de siglo y actuales que muestran haber aprendido de Scary... una cátedra de como hacer discos trascendentes, honestos y altamente calificados.
Entre Diciembre de 1973 y Enero de 1974 David Bowie se encerró en los estudios Olympic de Londres y también viajó a Holanda para grabar una parte de su nueva producción, el panorama para el rockstar que había deslumbrado al Reino Unido y al mundo del rock a base de inteligencia, inventiva, audacia y tesón era el siguiente:
Su obra anterior constaba de tres discos muy aclamados y reverenciados y dos que no desmerecían en una obra consistente, creativa y ascendente; había que decidir si seguía explotando la veta futurista-surrealista-fantástica o se cambiaba de temática; la banda sustentadora de la consistencia de la obra "bowiana" no existía más, las arañas marcianas no volverían a tocar con Bowie; la nueva banda atraída para la grabación del disco era Blue Mink, una agrupación ya compenetrada y no una improvisación con músicos de sesión y el productor elegido era Tony Visconti con la vigilancia y colaboración estrecha del mismo Bowie.
Y las decisiones fueron dándose, Bowie creía que la temática que le apasionaba, los relatos de ciencia-ficción, no estaba agotada y su combinación con la crítica social podía seguir funcionando y si no, no importaba, quería seguir en ese tenor y con eso bastaba, y recurrió a la famosa "1984", tal vez la más famosa novela futurista en el vasto campo de la literatura de anticipación y rescatando su espíritu caótico, asfixiante y paranoico, construyó las 11 canciones del disco.
Renunció a los "avances" en su método para componer, que en discos anteriores se había manifestado en la variedad y secuencias muy complejas de acordes, regresando a un rock más elemental y poniendo un énfasis mayor en las "texturas", no en lo melódico y lo armónico, y para tal fin se hicieron una serie de sobreposiciones de grabaciones para espesar la trama y darle ese ambiente un tanto desesperante, neurótico y a veces insoportable.
Como de costumbre, incluyó uno de sus típicos plagios-homenaje de sus colegas, con "Rebel rebel", "stoniana" hasta la médula, los músicos participantes fueron Herbie Flowers, Alan Parker y Tony Newman (los Blue Mink) y Aynsley Dunbar como segundo baterista, además de Bowie, se publicó en Abril de 1974 y fue primer lugar en las listas británicas, Bowie seguía siendo profeta en su tierra, y quinto en Norteamérica donde no le iba del todo mal.
"Aladdin Sane" que se puede leer también "Alad- inSane" (el loco, el desquiciado), tuvo como su antecedente a Ziggy Stardust, el disco estelar del Bowie setentero, la gran novedad, el deslumbrante y la consagración de Bowie como uno de los artistas más talentosos, atractivos y automitificadores del siglo XX y por lo tanto, el disco que le tuviera que suceder tenía que ser al menos sobresaliente, y este no es un asunto intrascendente, al menos no para Bowie, preocupado siempre por su carrera ascendente.
Se grabó entre Octubre de 1972 y Enero del siguiente año, para ser publicado en Abril de 1973, con la producción de Ken Scott y el propio Bowie, ya a sus anchas dentro del negocio del espectáculo, seguro y muy creativo, tal vez por el "efecto Ziggy" o por méritos propios, alcanzó la cima de las listas de éxitos en el Reino Unido, donde siempre ha sido profeta y diecisiete en Norteamérica.
Los músicos convocados para las sesiones de grabación fueron: el indispensable Mick Ronson virtuoso de la guitarra y hombre clave para el sonido "bowieano" de esa época dorada y entrañable; Trevor Bolder con su bajo impecable, exacto e implacable; Mick Woodmansey en batería; la destacadísima labor de Mike Garson en el piano, las "arañas marcianas" en su mejor momento y en la antesala de su separación y el complementode Fordham y Wilshaw en saxos.
Aladdin es una especie de segunda parte de Ziggy, una profundización del tema fama-mundo del espectáculo-ambiente roquero, una visión más completa del fenómeno, pero sin la pretención de lograr un disco "conceptual" o desarrollar una historia pieza a pieza, las partes de Aladdin son canciones independientes aunque abocadas al mismo tema y de algún modo hacen que el disco se sienta más libre y auténtico, sin las inevitables partes forzadas de un disco "unitario".
Ziggy mantiene una tensión propia de las obras que aspiran a la perfección, Aladdin se regodea con la compenetración y complementación de los spiders entre sí y con las concepciones musicales de Bowie, es muy libre sin ser simple, sino todo lo contrario, es un disco de gran complejidad pensado para músicos de alto rendimiento, por un cerebro que aventajaba a sus contemporáneos en una o tal vez dos décadas, un visionario que miraba regularmente al futuro.
Si consideramos a "Space Oddity" el álbum debut de Bowie, lo que puede ser o no ser, porque ya existían dos anteriores a nombre de David Jones, estaríamos hablando de uno de los debuts más espectaculares, asombrosos y consistentes de la historia del rock, las dos grabaciones anteriores, firmadas por David Jones, nombre oficial de Bowie, ya esbozaban el talento y genialidad de uno de los músicos más completos del siglo XX, pero fue "Space Oddity", el momento de la revelación que sin exageraciones, asombró al planeta "roquero".
Con un doble cimiento firme y perfectamente identificable, formado del folk inglés y lo que entonces ya se podía reconocer como la forma específica del rock-pop hecho en el Reino Unido, Bowie inició la edificación de la primera de varias obras maestras y sobre esa base que se complementaba con sus ya maduros textos, fue agregando elementos que cohesionaban, creaban claroscuros, sintetizaban estilos, adornaban y dotaban de elegancia a un conjunto que al final se acercó a milímetros de la perfección.
En Space... no hay secretos ni efectos subliminales, desde el principio está todo a la vista, o mejor dicho al oído, el disco inicia con una guitarra acústica inequívocamente folk, luego aparecen la sicodelia y el rock experimental, los cambios repentinos pero perfectamente calculados para crear un efecto y así, uno a uno se van mostrando todos los elementos involucrados en la obra, hilvanando una cadena deliciosa de sorpresas, sonidos tan viejos como nuevos y una sensación confortable de que todo tiene coherencia y devenir.
Portada del LP.
Me gusta tanto este disco que hasta "Don't sit Down", que parece un momento de ralajamiento en la grabación, cuarenta y tantos segundos que terminan con un Bowie atacado de risa por la ocurrencia, me suena adecuada y divertida, lo demás es una sucesión de grandes canciones de las que a veces se piensa que las mejores son unas y al rato se define la preferencia por otras, pero aún así "Letter to Hermione", bella, tierna y triste; "Cygnet Commitee", con uno de los grandes textos de la carrera de Bowie, muy al estilo de Dylan y mi favorita "Janine", desesperada y de una sencillez encantadora, es decir, la parte media de la obra, me resulta la más disfrutable.
Después vienen canciones de una intensidad distinta, más bien identificada con la interioridad ¡que plácida y relajante resulta "An Occasional Dream"!, "Wild Eyes Boy From Freecloud", también en la línea reflexiva, que cambia los momentos dulces y relajados por las emociones intensas, pero también está la historia excepcionalmente bien armada textual y musicalmente, de la mujer que clama ¡Dios sabe que soy buena!, cuando va a ser descubierta haciendo algo malo y el cierre con acompañamiento de música litúrgica y otro texto extraordinario entre celeste y terrenal para crear un doble contraste, con la música que luego se transforma en un tanto desquiciada y maquinal.
"The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars".
1972.
A menudo considerado el disco más representativo del glam, el que lo sintetiza y expone sonido a sonido, letra a letra y actitud, con mucha más frecuencia nominado como la insuperable obra maestra de Bowie, "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars", nombre completo del conocidísimo "Ziggy Srtardust", no puede faltar en una antología del año 1972, ni en una de la década setentera, bueno, ni en una de la historia del rock.
Cuarto disco de David Bowie, que no de David Jones, como apareció en su primera grabación y de algún modo, continuación de "The Man Who Sold the World" de 1970, que era un disco muy cercano a lo que se dió en llamar "discos conceptuales", en su registro del '72, Bowie desarrolla a lo largo del disco, la historia de Ziggy Stardust, un rockstar llegado del espacio y con apariencia andrógina, una síntesis de la propia personalidad de Bowie en el momento, convertido en estrella del espectáculo roquero, máximo representante del glam junto con Bolan y aficionado a la literatura de anticipación, el arte futurista y los relatos de ciencia-ficción.
Aprovechando estas tres vertientes de inspiración (rock, estética glam y futurismo), Bowie elaboró una historia de ciencia- ficción, con un mundo al borde de la destrucción, extraterrestres encantadores y amenazantes arribando a una Tierra decadente y caótica, al mismo tiempo, hace un retrato de la escena del rock en esos días, convertido en espectáculo de masas, negocio por demás jugoso, hijos de la clase obrera transformados en millonarios por obra y gracia del rock y todos los vicios y riesgos de todo lo que crece desmedidamente.
El estilo lírico de Bowie, consistente en "flachazos" sucesivos que van configurando imágenes, metáforas y figuras poéticas que enriquecen a la imagen global, sazonada de acidez y sentido crítico, su voz, extraordinariamente versátil: a veces festiva, otras angustiada o serena, pero en todo momento llena de pasión y emoción, la voz de uno de los grandes vocalistas del rock de todos los tiempos, pero aspecto opacado por los talentos como compositor y hombre-espectáculo del gran camaleón.
Y por último la música, canciones rayanas en la perfección, melodías y arreglos que se antojan únicos para cada texto e imposibles de sustituir por otras, equilibrio entre sencillez y elaboración extrema, con la dotación instrumental casi básica del rock: guitarras, bajo, batería, piano y sax, este último ejecutado por el propio Bowie, para aquellos que no sepan que el sax es el instrumento que estudió y mejor domina; el piano y guitarra líder a cargo del nunca suficientemente reconocido Mick Ronson, que en esos momentos era sin duda el mejor guitarrista del rock británico (con el perdón de Dios-Clapton) y aspirante al trono universal tras la desaparición de Hendrix.
El resto de los que hicieron el disco eran: Trevor Bolden en el bajo, exacto, creativo e indispensable en el sound global y Mick Woodmansey en los tambores, los dos héroes anónimos, junto con Dana Gillespie, la dama que hace los coros en "It Ain't Easy" y por si todo esto no fuera suficiente para conformar uno de los más grandes discos de la historia, la portada también podría competir entre las más creativas, vistosas y completas de todos los tiempos.
David Bowie es uno de los favorito del que escribe, y hombre de arte que seguramente ya está entre los grandes de la música de todos los tiempos, en esta ocasión, el disco elegido es el tercero de su carrera como Bowie, pues no hay que olvidar que ya había grabado con el nombre que le pusieron sus padres (David Jones) y se editó para delicia de los melómanos, roqueros y bowianos en 1971.
Su antecesor "The Man Who Sold the World" era el primer experimento audaz de Bowie, abandonando los terrenos seguros del rock melódico, perfectamente armonizado, con canciones aparentemente sencillas porque el genio de Bowie las hacía aparecer así e incursionando en atmósferas mas densas y oscuras, con toques metaleros que prodigaba la guitarra de Mick Ronson.
En Hunky Dory hay un regreso a las canciones melódicas y muy rítmicas, y al mismo tiempo se asoman e insinuan las atmósferas extrañas y oscuras que contrastan con la luminosidad que es la característica principal del disco en una especie de caleidoscopio musical, parece que Bowie estaba sintetizando en una tercera obra, sus dos anteriores, al tiempo que equilibra la participación de sus acompañantes, en esta tercera obra no es Ronson el hilo conductor, su guitarra adopta un papel discreto, lo más discreto posible para este guitarrista excepcional y la dirección que van tomando cada canción y la obra completa está en los teclados de Rick Wakeman, antes de formar parte de Yes y hacerse super famoso.
Desde las primeras notas se anuncia la tónica del álbum con la muy conocida "Changes", infalible como entrada, con cambios de ritmo de gran efectividad para anunciar la primera obra maestra del conjunto "Oh Your Pretty Thing" seguida por un remanso para mantener al escucha en tensión y suspenso, "Eight Line Poem" es la relajante y oscura pieza que sirve como entrada para la segunda joya "Life in Mars?, en seguida una canción muy discreta, un tanto opaca y termina la primera parte del show con "Quicksand", una caída a profundidades más grandes y una lección de como" ambientar" la idea y el texto en una canción.
La segunda parte abre con la festiva "Fill Your Heart", que a momentos decae y vuelve a ser festiva, magistralmente conducida por el piano de Wakeman y los arreglos de cuerdas que discreta pero esencialmente aparecen y desaparecen, el botón de oro con que cierra es el solo de sax de Bowie; luego viene la parte apológica del álbum, dos canciones dedicadas a personajes que Bowie admira Andy Warhol y Bob Dylan, ambas piezas son muestra de la intuición genial del camaleón para hacer grandes canciones, con los elementos menos esperados, guitarra acústica y coros exclusivamente en la primera y guitarra eléctrica protagónica con fondo de piano en "Song For Bob Dylan".
La coda del disco la forman "Queen Bitch" que parece un homenaje a Lou Reed y una muestra de otra de las habilidades de Bowie, moverse en cualquier género, estilo o escuela como pez en el agua, la rola en cuestión es fácilmente confundible con cualquiera de Reed hasta llegar a la que cierra el álbum "The Rewlay Brothers" inconfundiblemente bowieana y anticipo de otra obra maestra que estaba en gestación, sí por supuesto que hablamos de Ziggy Stardust.
El segundo álbum de Bowie y ya estaba el primer cambio en la carrera de este hombre que no puede quedarse donde está y tiene que estar cambiando constantemente, de entrada había en el equipo dos personajes fundamentales, Tony Visconti como productor en este y muchos discos más, constituyendose en parte indispensable del sonido Bowie.
El otro personaje importantísimo era Mick Ronson, el guitarrista de extraordinarias cualidades sin quien los discos de esta etapa no hubieran sonado así, Ronson les imprimía un sello muy especial, con Bowie, sin Bowie y a pesar de Bowie.
Por otra parte, el sonido es extraordinariamente consistente, explosivo y emotivo y en esto tiene que ver mucho, el trabajo de Ronson, pero además el tono desencantado de la voz de Bowie hacen de este disco único en la discografía del camaleón, tan dado a repetir un "sonido " en dos o tres álbums, hasta perfeccionarlo y sacarle todo el jugo.
De este disco salió a la inmortalidad la canción que da nombre a toda la obra y que años después tuvo se segundo aire cuando Kurt Cobain y compañía, lo grabaron en la última grabación de Nirvana, curiosamente no es uno de los discos con más canciones exitosas pero sí es, uno de los más completos y disfrutables por su homogeneidad y consistencia.