jueves, 16 de febrero de 2012

LIBROS. Cosas que los nietos deberían saber.




 MARK OLIVER EVERETT.
"Cosas que los nietos deberían saber"
2010.


Un día, hace muchos años, tal vez en el último o penúltimo año del siglo pasado, me sorprendió un video que ví en MTV, la parte visual contenía una gran dosis de creatividad, junto con un mensaje que podía interpretarse de mil formas y que dejaba una sensación de tranquilidad amorosa, la canción me resultaba totalmente extraordinaria en el contexto de lo que se estaba haciendo por esos días en el Pop y en el Rock y si dejaba correr mi pensamiento, también resultaba muy sui generis en cualquier contexto histórico y cultural.

El video era el de la canción de la banda Eels (totalmente desconocida para mí) que se llama "Last Stop, This Town", una sencilla balada arreglada casi como canción para niños que de pronto estallaba en una virulencia eléctico-roquera fascinante, hacia mucho tiempo que no me sentía tan gratamente impresionado con el sonido de una banda, y me dediqué a buscar el disco en donde estaba la canción.

Resultó ser el extraordinario "Electro-shock blues" y desde ese momento, me volví fan de Eels, o mejor dicho de Mr. E, o para ser más exactos de E, a secas pero tal vez sería más completo decir que de Mark Oliver Everett, quien en realidad es el alma de Eels, quien compone todas las canciones, las graba en el sótano de su casa y las lleva a las disqueras en un peregrinar que sólo termina cuando éstas aceptan el disco tal como está, sin cambios que el autor no apruebe.

Hace como un año, supe que el señor Everett había escrito un libro sobre su trágica vida, así como lo lees querido lector, porque Mark ha sufrido una serie de desgracias de gran magnitud en muy corto tiempo a las que, según sus propias palabras, ha podido sobrellevar, soportarlas y sobrevivir a ellas, gracias solo a la música.

El libro autobiográfico fue bautizado como: "Things the Grandchildren Should Know" y es el relato de la infancia del autor, en el seno de una familia totalmente extraña e inclinada a la locura, con un padre que era un genio de la Física y trabajaba en el Pentágono, pero que permaneció siempre alejado de sus hijos, su crianza y su formación; una madre que según el propio Everett, nunca tuvo idea de como ser una madre y una hermana que se suicidó muy joven después de una vida caótica que pasó casi siempre alcoholizada o bajo el efecto de todas las drogas que encontró en su camino y pudo consumir.

También aborda una adolescencia marcada por la soledad, la rebeldía y los continuos fracasos escolares y una truncada vida universitaria a la que prestó escasa atención porque ya, para entonces, la música y la compulsión de encerrarse en su habitación para hacer canciones y grabarlas en forma artesanal, lo absorbían y libraban de la trágica realidad que enfrentó con la muerte de su padre, el suicidio de su hermana y la enfermedad de su madre.

Una tercera parte del relato narra como se desplazó a Los Angeles, para tratar de que alguien ligado a la industria discográfica, se interesara en sus canciones, los frutos de su perseverancia, los primeros momentos gratos ligados con el éxito de su primer disco y el nuevo descenso hacia la locura y el dolor ocasionados por la muerte de su madre, de una prima que era azafata en el avión que se estrelló en el Pentágono el 11-9 y de su amigo Elliott Smith, otro artista trágico y atormentado que optó por privar al destino de la decisión del día y la forma de su muerte.

Pero paralelamente al relato de los hechos hay una continua reflexión acerca de la vida, la muerte, los lazos familiares, el amor, el arte, el negocio de la música y los detalles dolorosamente hermosos de la vida cotidiana. 

Al leer las páginas que los nietos de Everett deberán leer algún día (muy hipotético, porque no tiene hijos aún), se entienden sus canciones, escuchadas mil veces y mil veces disfrutadas como las más extrañas del mundo, la biografía de E, que narra tragedias con una sonrisa en los labios, un humor ácido y una lejana sensación de que la vida es bella y vale la pena vivirla, es totalmente coherente con sus canciones "las más felizmente tristes o las más tristemente felices", como las describe Rodrigo Fresán, en el prólogo, el nombre de su primer disco "Beaautiful Freak", no es un juego de palabras, ni simple humor negro, sino la síntesis de la personalidad de Mark Oliver y de su visión del mundo y la vida.

La buena noticia es que ya existe una edición en castellano, gracias a la editorial Blackie Books, la mala es que tal editorial no tiene distribución en México, yo soy un hombre doblemente afortunado porque tengo a una persona que sustenta un gran porcentaje de mi vida con su presencia y amor y porque esa persona hizo recientemente un viaje a la Península Ibérica y me trajo el libro, que acabo de leer, a veces con la carcajada brotando, otras con las lágrimas en el umbral, pero todo el tiempo con un gran placer.


  

3 comentarios:

  1. Qué bueno que te gusto! Siempre es un placer poder agasajarte con estas cosas que sé que te apasionan. Y pues ahora toca que me lo prestes para terminar igual de contentota. Te quiero pa'

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  2. ¡Qué afortunado eres! Llegue a tu post porque estoy buscando el libro de E en México... Ahora me quedo con más ganas de leerlo jajaja

    Saludos

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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