lunes, 16 de marzo de 2015

CANCIÓN LIBRE. Pastillas para no soñar.





"Pastillas para no soñar"
Autor e intérprete: Joaquín Sabina




Sabina, haciendo honor a su fama de libertino, compuso esta canción en la que reivindica su modus vivendi contra la ideología propagada por los mass media acerca de la vida "sana y ordenada" y al mismo tiempo confronta a la virtud con el vicio, todo esto como pretexto para hablar de la libertad desde un punto de vista poco abordado, que conduce al cuestionamiento siguiente: ¿la renuncia al placer; el respeto estricto al orden y la ley; el cuidado obsesivo de la salud; la supresión imposible de los riesgos de la vida y la seguridad basada en la estabilidad, son acaso formas ideológicas que tienen como fin coartar la libertad?

Con el sarcasmo que lo caracteriza, aconseja: "no permitir que te despeine el vientecillo de la libertad", "mantenerse dentro de la ley", fundar un hogar seguro" y "consumir pastillas para no soñar".



Si lo que quieres es vivir cien años
No pruebes los licores del placer
Si eres alérgico a los desengaños
Olvídate de esa mujer.


Compra una máscara antigás,
Manténte dentro de la ley.
Si lo que quieres es vivir cien años
Haz músculos de cinco a seis.


Y ponte gomina que no te despeine
El vientecillo de la libertad.
Funda un hogar en el que nunca reine
Más rey que la seguridad.


Evita el humo de los puros,
Reduce la velocidad.
Si lo que quieres es vivir cien años
Vacúnate contra el azar.


Deja pasar la tentación
Dile a esa chica que no llame más
Y si protesta el corazón
En la farmacia puedes preguntar:
¿tiene pastillas para no soñar?


Si quieres ser Matusalén
Vigila tu colesterol
Si tu película es vivir cien años,
No lo hagas nunca sin condón.


Es peligroso que tu piel desnuda
Roce otra piel sin esterilizar,
Que no se infiltre el virus de la duda
En tu cama matrimonial.


Y si en tus noches falta sal,
Para eso está el televisor.
Si lo que quieres es cumplir cien años
No vivas como vivo yo.


Deja pasar la tentación
Dile a esa chica que no llame más
Y si protesta el corazón
En la farmacia puedes preguntar:
¿tiene pastillas para no soñar?




miércoles, 11 de marzo de 2015

LOS QUE NO SALIRON EN LA FOTO. BROWN, REID Y SINFIELD.





BROWN, REID Y SINFIELD, POETAS DEL ROCK.





Hacer canciones es un arte difícil
, requiere como mínimo, hacer encajar una letra en una melodía o crear una melodía que puda contener a un texto, es decir que se tiene que armonizar a dos artes en una misma obra.





La segunda dificultad es que tanto la música como el texto digan algo, muevan alguna emoción y ya poniéndonos exigentes, que ambos alcancen la categoría de arte, en el rock abundan las buenas melodías, los riff memorables, los ritmos contagiosos, los experimentos desquiciados, la variedad de géneros, todo esto referido a la música, pero en contraste, no abundan los buenos letristas.

Hay casos de trovadores o trovadoras que en el fondo son poetas que difunden su poesía acompañada de música, Dylan, Leonard Cohen y Joni Mitchel, son ejemplos sobresalientes pero escasos, Morrison y Patti Smith, son otras rockstars que tenían facilidad de palabra y pluma ligera y están los casos de letristas que por su cercanía con los músicos, se incorporaron a grupos legendarios con los que hacían las letras exclusivamente, no tocaban ningún instrumento, no cantaban y ni siquiera eran considerados parte del grupo.




Tres de los más conocidos e históricos son Peter Brown, el letrista de cabecera del super grupo Cream y el complemento perfecto de la música alucinante que hacía el trío Clapton-Bruce-Baker, Brown se incorporó a Cream, con el álbum estelar "Disraeli Gears" haciendo pareja compositora, sobre todo con Jack Bruce, la rola más célebre de Cream "Sunshine of your Love" tiene letra de Brown.


El segundo de estos poetas del Rock es Keith Reid, letrista de Procol Harum quien en pareja con Gary Brooker, dejó para la historia canciones memorables, entre ellas, por supuesto, "A Whiter Shade of Pale", Reid era un poeta de gran sensibilidad y habilidad lingüística que creó letras bellas muy acordes con la exhuberante música que producían Brooker con su piano, Matthew Fisher en el órgano y Robin Trower con su guitarra.

Y el tercero de estos maestros de la lengua es Peter Sinfield, otro letrista de gran calidad e imaginación que ha hecho las letras de uno de los grupos más importantes de la historia del rock, se trate del género que se trate, o sea, la institución musical King Crimson que no termin de reinventarse, después de varias décadas de existencia.




lunes, 9 de marzo de 2015

POESÍA Y MÚSICA. Atlántica y el Rústico.




Atlántica y el rústico.
MARÍA BARANDA






1.
Mi Amigo es de la tribu de los hombres solos.
Ve el mar. Mira su cinta sílex, su oscura bolsa varonil. Lo admira.
Vive en el Arboritum de las cosas simples. Sabe el origen de lo epidérmico, el número de vértebras de las serpientes, el tronco descastado de los pipirigallos y las formas incomprensibles de los ranúnculos. Señala siempre el vértigo capilar de la palabra mar.
Busca en mapas Las Indias, sus frescos álamos de tinta.
Su juego es el látigo que lo consuela, lo provoca y lo pone profético a girar.
Mi Amigo ve el mar, su quemazón en la tiniebla, su leche consumida, su labio terminado en ojo. Su infancia, luz perdida entre las patas de un arácnido, una herida abierta a la piedad. Pasto amargo y la ceniza.
Su oficio, fósil flor que lo despeña cuando tiembla, su paso lapidado hacia nosotros, ¡niños que no sabemos recordar!
¿Celda branquial, opérculo? ¿El Sol un buche gástrico, la Luna un ácido en su cuerpo?
Mi Amigo dice el mar altivo y confidente, salaz en su extensión con mil plumas de elegía con mil pájaros que lo recorren y aparecen y vuelven siempre a aparecer.
Su vida: un órgano en reserva, una sustancia adventicia. Mi Amigo se tiende improvisado, frugal.
Una raíz se hace por sus barbas, le crece el mar y su humareda, su rápida sonrisa de adivino con cien máscaras de bronce, abismal.
Se designa en el género del Felis. Catafalco, colmenar, se llama indistintamente: Felis catus, Felis pardus, Felis tigris, Felis mar.
Su vida empieza con el cálculo de la aventura, con el último errar de la embriogenia. Pifa y lanza piedras a la orquesta de pájaros acuáticos que lo molestan.
Para mi Amigo la palabra amor no tiene anatomía, no conoce ahí tipo animal. Su cuerpo es una materia córnea, calcárea, donde alisa el verbo, se enracima y comienza un sueño.
Soñé, me dijo, que había flores sin albura, de un solo corazón abierto. Los radiolarios con sus cuerpos melancólicos vertían sobre ellas la constancia del agua, como una especie de boca nocturna en el frescor de sus sentidos.
¡Libéluas! El cuerpo, la simbiosis en la nudosidad de las leguminosas. De las plantas -piensa- el muérdago chupador, las humícolas.
Mi Amigo habla ahora de microbios. Su ojo, dice, es una vibración tan luminosa, que no hay oído de por medio, no hay ventana oval para un secreto. Yo podría ser un Miembro Superior de aquella especie, un ciliar.
Se hace una cura con una flor de púrpura y una yerba semejante a sus testículos. Sabe que eso le quitará el encendimiento.
Los rayos de la luz ya están gastados. Mi Amigo deja el cuerpo, se abraza como un gallo a los pedúnculos. Se frota el cuero con la lengua.
A veces lo profundo es un viso de luz en sus entrañas.
Mi Amigo ahora está en el limbo dividido: tiene una escotadura y una dentada. Pronuncia la sangre que procura, sus sílabas ventrales, sus escamas. Animal para él significa una penumbra. La espora de su sed es el fuego que lo cruza.
Su cuerpo es el del hombre solo. Su tribu, una larva.



3
Venus lava sus genitales en la selva. Los purifica.
De púrpura su vista se engaña a la advertencia.
Siete veces bebe la pócima de cola seca con miel ática
y una onza de azafrán para henchir su cuerpo.
Es el ascenso.
Sabe que en su tribuna de siemprevivas y girasoles
el grito es un rastrojo que se acrecienta.
Toda la claridad en la inmundicia que lo separa del avispero.
Son los signos sutiles lo que no enfrenta.
La potencia del ojo es el límite de su fuerza.
Coloca suavemente cordones blancos junto a unos bulbos.
Iridisciones. Recuerda el vermis formado en periferia. La sustancia dispuesta
en el árbol de la vida. Y por delante, la parábola superior: colmadamente.
Su frescor es el del vino maduro, su olor el de los collados pedregosos. La copa
de succión son sus anhelos, en células de asombro el índigo es una
página de vidrio. Apunta.
Ojo pendiente, visible, pecíolo. Todo para nadar es superficie.
Mi amigo se prolonga al fondo del mar en formación de greda.
Sucede que se asocia con la vida individual. Va con lombrices,
blanda simetría de dos puntos.
En la barranca una ordalía de cardos de desploma. Su voz delira. Percute
la batalla de quien calla. Mi Amigo ama.
Lo sé porque pinta en láminas de uranio: redivivus.
Pronuncia suavemente el nombre del endrino, ha dicho que bajo el mar
hay una arena muy fresca y tan porosa.
Arriba hay una cerca. Subimos por un camino de gruesas costras y lajas
Escocidas. Culebras.
El sol quema la yerba en la ceniza. La aventura de la lluvia es la alquimia
del aire, dice, y yo en sus partículas sé que ama.
Mi Amigo mira el mar en su escritura.

 

El pájaro de fuego.
IGOR STRAVINSKY
 
 






lunes, 2 de marzo de 2015

Blues. Betsy Pecanins canta Blues.






BETSY PECANINS.
"Canta Blues".
1985.


 
En 1985, Betsy Pecanins, grabó el primero de los tres discos que cubrían el contrato que hizo con WEA, la transnacional tratando de aprovechar el boom del rock en español, arriesgó con ésta artista poco conocida por las grandes audiencias y muy dada a la independencia, la no comercialidad, la marginalidad, y otras extravagancias.




Para este inicio de una nueva etapa en su carrera Betsy escogió hacer un disco de Blues, el género que siempre le ha apasionado, hizo una selección de sus blues favoritos y buscó a los cómplices adecuados, que tenían que ser músicos con gran oficio, conocedores de la música del alma y la tristeza, y se apoyó en un bluesman de nombre Dwight Carroll, guitarrista y compositor de quien aparecen en el disco dos piezas, además de ser el arreglista y director musical.

Para comenzar, despejar los oídos y entrar en confianza, están dos super clásicas del Blues "I'm a man" de Muddy Waters" que en la versión de Betsy es "I'm a woman" y la favorita de favoritas de su servidor "Stormy Monday" de Chester Burnett, el famoso "Howlin' Wolf", ambas piezas son interpretadas impecablemente por Betsy y compañía.



Después se presentan las dos piezas de Carroll, la primera un blues-reggae y la segunda un blues lento de excelente manufactura, después vienen piezas de Leroy Carr, el gran J.B. Lenoir y una pieza tradicional, buen blues con buenos músicos, buenos arreglos y una voz excepcional, moraleja: no sólo los norteamericanos y no sólo los afroamericanos pueden hacer blues de calidad impecable.

Ni éste ni ninguno de los otros dos, discos de WEA con la voz de Betsy, fueron jamás reeditados, ni en LP, y mucho menos en CD, tres discos que son medulares en la carrera de una artista y muy probablemente en la historia de la música mexicana: un disco perfecto de Blues hecho en México, una reunión armoniosa de la música y la literatura y un en vivo impecable donde hay de todo blues, compositores mexicanos, poetas en unión con músicos y hasta standards del jazz, olvidados y menospreciados por la disquera que probablemente ya tiró los masters a la basura, pero eso, sucede a menudo en éste México surrealista.