martes, 7 de junio de 2016

POESÍA Y MÚSICA. Auster - Zawinul.




PAUL AUSTER


 


ACEPTANDO LAS CONSECUENCIAS.

Azul. Y en ese azul un instinto
de verde, los bloques grisáceos de las nubes
apuntalados contra el aire, como si
en la idea de lluvia
el ojo
pudiera dominar el habla
de cualquier instante dado

sobre la tierra. Llámalo cielo. Y así
describir
todo aquello 
que vemos como si no fuera
sino la idea
de algo que habíamos perdido
en nuestro interior. Pues podemos
empezar a recordar

la dura tierra, las estrellas reflectantes
igual que pedernales, los ondulantes robles
desatados
por la carga del aire, y así, hasta la más mínima
semilla, revelando qué crece
encima de nosotros, como si
gracias a este azul pudiera existir
este verde

que se extiende, incontable
y milagroso 
en éste, el más callado
instante del verano. Las semillas
hablan de esta juntura, definen
en que lugar estallan tierra y aire
en esta abundancia de azar, las fuerzas
fortuitas que son nuestra
propia ignorancia de qué es
lo que vemos, y sólo hablar de ello
es ver
cómo nos fallan las palabras, cómo nada
sale bien al decirlo, ni aun estas palabras
que me animo a decir
en nombre de este azul
y verde
que se esfuman en el aire
de verano.

Imposible
seguir oyéndolo. La lengua
nos va alejando siempre
de donde estamos, y en nigún sitio
podemos descansar
en las cosas que se nos dan
a ver, pues cada palabra
en otro lugar, algo que se mueve
más rápido que el ojo, incluso
mientras este gorrión se mueve
torciéndose hacia el aire
donde no tiene hogar. No creo, pues,
en nada

de lo que estas palabras puedan darte, y aún
puedo sentirlas
hablar a través de mí, como si
cuanto deseo
es esto, este azul
y este verde, y decir
cómo este azul 
se ha convertido para mí en la esencia
de este verde, y más que el puro hecho
de verlo, quiero que sientas
esta palabra
que ha vivido en mi interior
todo el día, este
deseo de nada

salvo el día en sí mismo, y cómo ha crecido
en mis ojos, más fuerte
que las palabras de que está hecho, como si
nunca pudiera haber otra palabra

que fuera a sostenerme
sin romper.
  
  
JOE ZAWINUL



Birdland


 

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