DUKE ELLINGTON.
"Three Suites"
1990.
Duke Ellington es un monumento nacional para sus paisanos, una de las figuras históricas del Jazz y para muchos, el mejor compositor norteamericano de música de toda la historia, de cualquier género o época, en vida recibió gran cantidad de condecoraciones y distinciones, después de su muerte, ha sido guía, impulsor y referencia de todos los músicos grandiosos o medianos que ha tenido el Jazz, quienes sin excepción tienen algo que agradecer a Armstrong, Parker y Ellington.
La época que vió el esplendor y la fama del "duque" fue la de los años 20, 30, 40 y 50 del siglo pasado, donde está la línea divisoria que marca el inicio del Jazz moderno y cuya corriente dominante era la música de grandes orquestas, destinada sobre todo para el baile, en ese terreno, Ellington se mantuvo siempre vigente, inovador y triunfador, aún que el ambiente se caracterizara por una competencia feroz e inclemente.
Edward Ellington vivió siempre obsesionado con ser el mejor, nunca se permitió ser menos que otros y esa cosmovisión heredada de su padre, fue factor decisivo en su carrera, su progenitor era un afroamericano que vivió la época de la emancipación, que buscó siempre subir los escalones de la estructura social que le eran posibles escalar a un negro noeliberado y siempre se enorgulleció de haber servido en la mismísima Casa Blanca.
Esta actitud y sus habilidades para la vida lo mantuvieron siempre y hasta su muerte, en vigencia, competencia y fama, en los primeros lugares como costumbre y en el primer lugar como obligación, las mencionadas habilidades que lo sacaron siempre adelante eran: su enorme talento como compositor de música y su infalible instinto para detectar a los mejores músicos promesa, además de atraer a los consagrados, estuvieran libres o con otras orquestas a quienes "robaba" sus joyas.
Dicen sus biógrafos y compañeros que Ellington tuvo escasa educación formal, era bastante torpe para leer música y desconocía casi por completo la teoría musical vigente, a cambio de eso, aprendía rápido de los excelentes músicos de que se rodeaba, tenía siempre arreglistas notables y poseía una audacia que lo llevaba a transgredir todas las reglas y paradigmas del "buen hacer" en la composición musical.
Ejemplos de esa audacia inocente eran: desmenuzaba una canción popular exitosa y de su agrado, tomaba los acordes y los invertía en su orden, sobre esta base creaba una pieza nueva o tomaba partes de aquí y allá, una melodía, un arreglo, un riff, un acorde disonante o cualquier otro elemento, los pulía, recombinaba, reestructuraba y creaba obras maestras, con los consiguientes y frecuentes problemas legales que tenía que enfrentar por tomar "prestado" de sus compañeros y colegas, a quienes olvidaba dar crédito de autoría.
Ese afán de estar siempre vigente, de ser diferente y de ir un paso adelante, llevó al señor Ellington a crear piezas de complejidad mayor que las destinadas al baile y con un formato de larga duración, favorecido por la aparición del disco LP, dando un paso que la mayoría de sus competidores no se atrevieron a dar, de los salones de baile a las salas de concierto y ya cuando había cosechado todas las glorias, no teniendo nada que arriesgar o perder, fue más allá, haciendo esfuerzos por borrar la línea divisoria entre el jazz y la música sinfónica.
El reto no era menor, aparte de que se requerían conocimientos de música altamente sofisticados, había que enfrentar y resolver la contradicción entre dos modalidades en gran medida contrarias y excluyentes, la una basada en la composición exacta y la otra, teniendo como elemento clave e indispensable, la improvisación.
En 1990, Columbia editó un disco con tres piezas ejemplo de estos esfuerzos del legendario pianista y compositor: tres suites, forma musical que trabajaba el duque, porque le permitía, desarrollar varios movimientos con un mínimo de coherencia y sin la extrema exigencia estructural de una sinfonía o un concierto, la primera está basada en "El Cascanueces" de Tchaikovsky, la segunda, en el "Peer Gynt" de Grieg y la tercera una suite propia compuesta con su gran pareja musical, que no la única, Billy Strayhorn, extraordinario pianista, notable compositor e imaginativo arreglista, con quien produjo muchas de sus grandes creaciones.
Como suele suceder cuando se transgreden reglas y se invaden territorios sagrados, los puristas se rasgan las vestiduras y los conocedores descalifican los resultados y a Ellington no se la perdonaron cosechando más críticas adversas que favorables, ya en tiempos menos prejuiciosos, esas obras han sido redescubiertas y revaloradas, si logré despertar tu curiosidad, accede al disco y forma tu opinión, lo que si puedo asegurarte es que no vas a decepcionarte, es de alta recomendación.
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