EDITH PIAF.
1915 - 1963
Las reinas del dolor suelen serlo desde su nacimiento y el de Edith está de novela, fue hija de un acróbata y una cantante callejera, es decir: no familia, no casa, no hogar, puro vacío y estructuras emocionales deleznables, antes de que ella naciera, su padre abandonó a su madre y ésta, sin apoyo ni medios económicos, trató de llegar a un hospital, pero no lo consiguió y la niña Edith Giovanna Gassion, nació en la calle, ¿así o más dramático?
Anetta la pobre y abandonada madre, la dejó con su progenitora, de quien se dice que en vez de darle leche como sus primeros alimentos, le daba vino, según ella para eliminar microbios y en cuanto pudo la entregó al reaparecido padre, quien a su vez, la dejó con la otra abuela, ahora la paterna y ésta última la crió en un ambiente distinguido y altamente educativo: el prostíbulo que poseía, teniendo como institutrices a las empleadas de la susodicha casa de prostitución.
Al finalizar la "Gran Guerra", como se le llamó a la Primera Guerra Mundial, el padre de Edith fue liberado del servicio de las armas y regresó por su hija y a la vida de cantante, actor y acróbata callejero, allí en las calles, la que iba a ser el icono más emblemático de la canción francesa, reveló sus condiciones especiales para el arte de cantar canciones y empezó a llamar la atención, de la calle pasó a los teatros, bares, cafés y otros centros de entretenimiento y no se detuvo hasta ser la gran Edith Piaf (gorrión), que en principio fue un apodo y después se convirtió en nombre.
Como todas estas reinas que nacen bajo el amparo del dolor, tuvo muchos amores desgraciados, perdió al amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan en un accidente y ante el dolor insoportable se volvió adicta a la morfina, sin ser la gran belleza ni el sex symbol de la época, tenía sus encantos que conquistaron a conquistadores como Marlon Brando, Yves Montand, Charles Aznavour y Georges Moustaki, pero nunca superó sus temores e inseguridades y cada nueva relación era un nuevo fracaso.
A fines de la década cincuentera (1959), se presenta el primer aviso de que su salud estaba colapsando, cuando se desplomó en medio de una presentación en NY, en los años siguientes, siguió actuando en un estado cada vez más deplorable de salud, apenas se sostenía en pie y traía en las venas, siempre, importantes cantidades de morfina, hasta que el 11 de Octubre de 1963, terminó sus sufrimientos y se fue de este mundo, con un diagnóstico de cáncer hepático, a los 47 años de edad, pero aparentando 60.
El testimonio de su sufrida vida quedó como legado para el mundo, en sus grabaciones, llenas de emoción, pasión y un terrible e interminable dolor.
Como todas estas reinas que nacen bajo el amparo del dolor, tuvo muchos amores desgraciados, perdió al amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan en un accidente y ante el dolor insoportable se volvió adicta a la morfina, sin ser la gran belleza ni el sex symbol de la época, tenía sus encantos que conquistaron a conquistadores como Marlon Brando, Yves Montand, Charles Aznavour y Georges Moustaki, pero nunca superó sus temores e inseguridades y cada nueva relación era un nuevo fracaso.
A fines de la década cincuentera (1959), se presenta el primer aviso de que su salud estaba colapsando, cuando se desplomó en medio de una presentación en NY, en los años siguientes, siguió actuando en un estado cada vez más deplorable de salud, apenas se sostenía en pie y traía en las venas, siempre, importantes cantidades de morfina, hasta que el 11 de Octubre de 1963, terminó sus sufrimientos y se fue de este mundo, con un diagnóstico de cáncer hepático, a los 47 años de edad, pero aparentando 60.
El testimonio de su sufrida vida quedó como legado para el mundo, en sus grabaciones, llenas de emoción, pasión y un terrible e interminable dolor.
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