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sábado, 23 de marzo de 2013

ERÓTICAS. Skármeta-Klimt.



Skármeta-Klimt





In Viaggio Con la Vienna Gustav Klimt.

 
 
 
Casi con una pirueta, el joven la prendió de la cintura, la puso bajo su cuerpo, resbaló una de sus manos hasta la cavidad de su vientre e, inspirado por esa humedad, estuvo un rato merodeándole el clítoris, convenciéndose de que era real en ella el vértigo de la piel de una uva. No pudo resistir ese hechizo y descendió a olerlo y a besarlo, a enredarlo en su lengua, y a apretarlo muy leve entre la abertura de sus dientes superiores. El recuerdo de su danza le inspiraba tanto la acción como el control, y la suavidad de la saliva mezclándose con sus fluidos hizo que no perdiera ya más de vista el urgente camino del deseo.
 
Entonces fue ella la que dictaminó el momento, llevando con su mano derecha el miembro de Ángel a la vagina; fue ella quien se lo acomodó empujando las nalgas hacia adelante, y fue ella misma la que, al pesarlo rotundo en su vientre, puso en acción sus músculos y sus membranas para apretárselo tan calzado que las pulsaciones de su verga y las de sus paredes se combinaron en una especie de tango. Un pas de deux que le exigió a su boca la palabra que hasta ahora no había dicho:
 
-Gracias.*
 
 
*Tomado de ''El baile de la Victoria'', novela de Antonio Skármeta.
 

 

domingo, 17 de febrero de 2013

ERÓTICAS. Vassallo-Miklos.


VASSALLO-MIKLOS



A la partida de mis papás le siguieron los pasos en la escalera.

Calculé el tiempo que le llevaría a mi hermano desvestir a Milena, colocarse encima de ella y penetrarla.

No fallé.

Cuando abrí la puerta de su cuarto, András apenas se preparaba para embestir a Milena, colocada en cuatro puntos sobre la cama, la grupa alzada.

El chiflón hizo que mi hermano menor apretara las nalgas.

No se volvió a verme, pero su estertor acusó su conocimiento de mi presencia en el umbral.

András se vino un instante antes de iniciar su cópula con Milena, su semen vertido sobre la colcha, ni siquiera alcanzó a bañar su piel.

Abatido, mi hermano menor se dejó caer sobre ella, su cuerpo aùn sin mancillar, y se refugió más allá de uno de sus hombros, entre su lacia cabellara negra.

Milena se asomó a verme por encima de su otro hombro, el gesto de frustración transformado  en lúbrica sonrisa.

Cerré la puerta.

Regresé a mi cuarto.

Quince minutos después, Milena llegó a hacerse cargo de la erección que amasé para recibirla.

Antes incluso de tocarla, ella se sentó sobre mi regazo y se dejó rellenar la entraña por mi pene enhiesto, un monumento a la disponibilidad.

La cópula fue breve pero feroz.

Ella ahogó un gemido pero yo no contuve el bramido de placer cuando me desparramé en su interior^.


Tomado de "Brama", novela de David Miklos.

martes, 6 de noviembre de 2012

ERÓTICAS. Wesselmann - Aute.





Tom Wesselmann. "Gran desnudo americano" Oleo sobre lienzo.






Tendida
Con los muslos como alas abiertas
Dispuestas al vuelo
Me incitas me invitas a viajar
Por lácteas vías
Y negros agujeros
Levemente desvelados
Por tu mano que juega
Con pudores y sudores
Enjugando entre pétalos de carne el estigma
De tu flor mas desnuda
Mojándolo todo
Mojándolo todo.


Volando por universos de licor
Húmedas llamas
Los labios que con tus dedos
Delicadamente delatas, dilatas para mí
Mostrándome obscena la cueva del milagro
Por donde emana el líquido rayo
De la vida incandescente fuente,
Lechosa lava salpicaduras de agua
Profunda que inunda
Mojándolo todo
Mojándolo todo.


Volando por universos de licor
Mojándolo todo.


Mi boca
Besando tus labios incendiados
Se dispone a beber
En tu cáliz de polen y licor
Y, entre zumos y zumbidos
De olas y alas,
Libidinosamente libar
El néctar
De la flor de tus mareas
Lamiendo la miel salada que te fluye
Y quema mi lengua que vibra, lasciva,
Entre savia y saliva
Mojándolo todo,
Mojándolo todo.

,
Volando por universos de licor
Mis alas
De cera batiendo, combatiendo
Tu fuego en oleadas
De ardientes espumas y plumas
E Icaro volando
Tan alto, tan alto
Que a punto de entrar en el jardín del Edén
Fundido su vuelo por tu derramado sol
Cae como el ángel exterminado
Al mar de los naufragios
Mojándolo todo,
Mojándolo todo,
Volando por universos de licor
Mojándolo todo,
Mojándolo todo,
Volando por universos de licor.*




* "Mojándolo todo" canción de Luis Eduardo Aute.





 

miércoles, 6 de junio de 2012

ERÓTICAS. Nachón - Grosz.





George Grosz. "Tres figuras" 1920, Acuarela, 51.5 x 69.2 cm.



Para olvidarme del acohol le dí a beber a Gabriela otra ginebra. Esta, al ver el desenvolvimiento de su amiga, no se quedó atrás. Comenzó a bajarse los pantalones, dos muslos morenos como columnas de obsidiana hundidas en el mar se enrojecían con la vela que Ursula había puesto.

Traía unos calzoncitos deliciosos. Eran de lino y tenían impresos unos corazoncitos rojos. Estaban solamente sostenidos por hilitos que se amarraban a los lados.

¡Aaahhh!, que rico! Gabriela me comienza a lamer la punta del pene, se ve morado, empieza a derramar un líquido lubricante que brilla y me refleja la luz de la lámpara del buró...

Se ha hecho un poco noche. O quizá son las cortinas, o la mota, o el pecho de Gabriela que me cubre la boca con la que le mamo un pezón como un hombre en agonía, un paria que anda en el desierto por estúpido. Por ratos Ursula me rola un churro. Mientras detengo el humo, siento su boca que como una ola de calor humectante me cubre la cabeza gorda y bien parada.

Volteo el cassette, aprovecho para ir a orinar, pues coger con la vejiga llena me incomoda...Pensé que las chavas se estaban desesperando. Me asomé para ver si no se estaban vistiendo, entré al cuarto y ahí estaban las dos cachondeándose. Se estaban echando un sesenta y nueve. Gabriela le metía la lengua en el coñito a Ursula, que a la vez jadeaba y le metía la lengua en el coñito a Gabriela...Se me volvió a enderezar y con la vejiga un poco menos llena me lancé al ataque.

Nada más me acerqué al borde de la cama y me jalé a Ursula de a perrito. La ensarté y suspirando pensé: "Dios bendito, ¿te acuerdas de esas nalgas que vimos en la avenida de los Insurgentes? Pues ahora son mías". Comencé a arañarle los glúteos con pasión. La amiga le gritaba: ¡Muévete mana, muévete!

...La jalé de los cabellos, simulando las riendas de un corcel, se los jalaba para que echara la cabeza hacia atrás y parara más las nalgas. En eso llega Gabriela con un palito chino que encontró en uno de mis cajones. Me hace salir de Ursula para no estorbar y le empieza a clavar el palito por el ano...Las intenciones de Gabriela eran de que Ursula se excitara con el palito chino y así se abriera lo más posible de patas para que la penetrara con mi tronco.*


* Tomado de "De a Perrito", novela de Fernando Nachón


 

viernes, 20 de abril de 2012

ERÓTICAS. Saudek - de Prada.





 Jan Saudek. "The White Blonde" 1997.


Tía Loreto...era una mujer jamona y jocunda, con esa jocundidad desparramada que sólo practican las gorditas; tenía unos muslos de amazona derrotada por la molicie, unos muslos de Venus excesiva (incluso para Rubens o Botero), unos muslos de celulitis blanca, como de harina que se rozaban entre sí, sobre todo en verano, que es cuando los muslos se dilatan. Tía Loreto, mientras jugaba a la brisca, se abanicaba el coño, o dejaba que yo se lo abanicase, para escándalo de sus amigas, que ya veían al sobrino algo talludito y propenso a las erecciones:
-Ten cuidado, Loreto, no sea que el crío se te empalme.
Pero yo sólo tenía doce años, o si tenía más no los aparentaba, y mis erecciones, breves, mansas, apenas reseñables, pasaban desapercibidas para tía Loreto, que por otra parte era permisiva y no se fijaba mucho. El coño de tía Loreto, como corresponde a una tía jamona, era de una sustancia magra y llena de rojeces, como formado por lonchas de jamón de jabugo, y estaba siempre limpio, oloroso a jabones y toilettes, a pesar de los entresudores suscitados por los muslos. A mí me gustaba abanicarle el coño a tía Loreto (con abanico o paipai, indistintamente), para aliviárselo de escoceduras y sofocones, y comprobar cómo sus facciones se abrían en una sonrisa, agradeciendo la ventilación. El coño de tía Loreto era blando, plumífero y cacareante como una gallina clueca; a mí, lo confieso, no me habría importado ser huevo, para que tía Loreto me hubiera empollado allí dentro durante meses. *




* Tomado de "El coño de tía Loreto" de Juan Manuel de Prada, en "Coños" Editorial Valdemar, Madrid 2000.



martes, 21 de febrero de 2012

ERÓTICAS. Samperio- Fischl.



Guillermo Samperio - Eric Fischl.





 Eric Fischl. "Bad boy", óleo sobre lienzo, 168 X 244 cm.



...por eso tengo un secreto pequeñito, así de chiquitito, pero al fin secreto, arturo, mi arturo, porque no estás enterado de que una vez restregué estos mismos senos en la boca de mario, el hijo mayor del portero, sí, el hijo del portero, los restregué en la boca de uno de los miembros de lo que tú llamas secta de asesinos o taciturnos homicidas que esperan en el recodo de cualquier pasillo. Precisamente en las manos de uno de ellos derramé los pedazos de carne que tú hiciste a un lado, como si fueran uno de tus life atrasados, y si quieres una verdadera enriqueta, aquí me tienes, porque algún día me tenía que pasar, porque ya no podía estar nada más sobándome contra mis propias manos, esperando inútilmente una desbandada de tus homicidas para violarme el cuerpo y luego, muchos luegos, resistir las embestidas inexistentes de tus truhanes y sátrapas y luego y luego a gozar hasta derretirme debajo de veinte tipejos de manos detestables que nunca llegarían, no, no podía esperar, arturito, yo misma lo provoqué con la ventaja de mis piernas, con la premeditación de mis senos, echándole encima mis carnes, sin dejarlo pestañear y luego mis senos, mis nalgas abundantes, y si quieres más detalles, le pagué, le di dinero para que no hubiera ambigüedad.

Ahí, parado en el quicio de la puerta, estaba mario, tan jovencito, sin imaginarse que esa mañana no habría bote de la basura ni periódicos viejos, sin saber que no se llevaría un peso sino veinte o treinta o cuarenta, lo que yo, arturo, lo que yo quisiera pagarle de nuestros ahorros; pero no creas que todo fue tan fácil, no, porque en ese momento, cuando él llamó a la puerta con su tímida mano, yo me revolcaba desnuda sobre la cama, como perra encerrada, sóbandome hasta llorar de dolor, y si no ha sido por esa coincidencia que yo tanto anhelaba no habría culpable; nada más le dije ven mijito, pásale, no tengas miedo, y mientras le ponía los primeros veinte pesos en la bolsa, mi mano ya le acariciaba su cosita y después, para mí, todo fue escandaloso y cachondo, y ahí mismo, en el sofá en que estoy sentada, me desabroché la bata y mis senos se desplomaron sobre su boca y hubo un poco de sangre en los pezones y violaciones de muchas maneras-si tú les quieres llamar violaciones-, después el jovencito parecía una fiera, la inocencia de su cara había desaparecido, lo que quería decir que mi mario, arturo, que mi mario también estaba loco y dócil y luego su cosita, ya sin pena, me recorría todos los rincones y las montañas de piel y los vellos de todos los rincones: así fue, arturo, nos revolcamos en el suelo, grité sin que me importaran nuestros eternos vecinos y el miedo que le vino a mi mario...*




*Tomado de "En el departamentito del tiempo", cuento de Guillermo Samperio, que forma parte del libro "Miedo ambiente y otros miedos".



miércoles, 18 de enero de 2012

ERÓTICAS. Maupassant - Rops.


 GUY DE MAUPASSANT.
FÉLICIEN ROPS.

"Imprudence", dibujo de Félicien Rops.


 ...y poco a poco, como en un juego, le fuí quitando a mi amiga, una a una, todas sus ropas; ella cedía sin dejar de resistirse, ruborizada, confusa, retrasando siempre el instante fatal y encantador.

No llevaba ya más que una corta camisa blanca cuando se abrió de improviso la puerta y apareció Madame Kergaran con una vela en la mano y el mismo atuendo que Emma.

De un brinco me aparté de su lado y me quedé de pie, aturdido, contemplando a las dos mujeres, que se estudiaban. ¿qué iba a suceder?

La patrona exclamó en tono altivo que jamás le había oído: -En mi casa no quiero golfas, Monsieur Kervelen.

Yo balbucí:

-Pero Madame Kergaran, la señorita es amiga mía. Ha venido a tomarse una taza de té.

La otra replicó:

-Para tomar té nadie se queda en camisa. Hágala usted salir en seguida.

...-Ayude usted a la señorita a vestirse y sáquela de aquí inmediatamente.

...Regresé, Madame Kergaran me aguardaba en el primer piso y yo fui subiendo la escalera con paso lento, esperándomelo todo.

 El dormitorio de la patrona estaba abierto. Me hizo entrar, diciendome en tono severo:

-Debo hablarle, Monsieur Kervelen.

Pasé ente ella con la cabeza baja. Colocó la vela sobre la chimenea y, cruzando los brazos sobre sus opulentos pechos, que mal cubrían una fina camisola blanca, exclamó:

-Bien, Monsieur Kervelen, por lo visto toma usted esta pensión por una casa pública.

-No, no, Madame Kergaran. No debe usted enfadarse, se lo ruego,. Ya sabe usted lo que es un jóven.

Ella me respondió:

-Sé que no quiero golfillas en mi casa, entérese. Sé que haré que respeten mi casa y la reputación de mi casa. ¿Ha comprendido?

Siguió hablando durante veinte minutos por lo menos, acumulando motivos para indignarse...

El hombre es un animal muy extraño, y yo, en vez de escuchar, me limitaba a contemplarla...Tenía unos senos soberbios, gallardos, firmes, blancos y grandes, quizá un poco en exceso, pero lo bastante tentadores para darme escalofríos en la espalda...Jamás había imaginado la verdad, que hubiera unas cosas así bajo la ropa de lana de la patrona. Parecía haber rejuvenecido diez años al desnudarse. Y de pronto comencé a sentirme muy raro...¿cómo lo diría? sobresaltado. Volvía a encontrarme ante la patrona en idéntica situación a la que se interrumpió hacía un cuarto de hora en mi dormitorio.

Y detrás de ella, al fondo en la alcoba, se veía su cama. Estaba entreabierta, aplastada, mostrando en el hueco de las sábanas la presión del cuerpo que allí se había acostado. Y yo me decía que en aquel lecho se debía de estar muy bien y muy tibio, mucho más tibio que en el mío, ¿Por qué tibio? Sin duda a causa de la opulencia de las carnes que lo ocupaban.

La patrona seguía hablando, pero con más dulzura, en plan de amiga franca y amable que no desea más que perdonar.

Balbucí:
-Mire...mire...Madame Kergaran...mire...

Como ella callase para esperar que continuara, la tomé entre mis brazos y comencé a besarla, pero a besarla como un hambriento, como un hombre que lo está esperando desde hace tiempo.
Ella se debatía y volvía la cabeza, aunque sin enfadarse demasiado, mientras no dejaba de repetir maquinalmente, según su costumbre:

-¡Sinvergüenza, sinvergüenza, sin...!

No pudo concluir la palabra pues yo había conseguido alzarla y la arrastraba, estrechandola contra mí. En determinados momentos uno se siente muy fuerte.

Llegué a la cama y caí encima, sin soltarla.
Efectivamente: se estaba allí muy bien y muy tibio.

Una hora más tarde la patrona se levantó para encender una nueva vela, pues la anterior se había consumido. Y al regresar a mi lado, mientras colocaba una pierna redonda y mórbida bajo las ropas, exclamó con voz mimosa, satisfecha y quizás agradecida: 

-¡Sinvergüenza...sinvergüenza...!*




* Tomado de "La Patrona", cuento de Guy de Maupassant.

 


martes, 8 de noviembre de 2011

ERÓTICAS. Maupassant - Klimt.

 MAUPASSANT - KLIMT.

 
 
Gustav Klimt. Danae, 1907-08, óleo sobre tela


Quedéme junto a la puerta, sorprendido, maravillado. Completamente desnuda, ya dormía sobre la cama. El sueño la sorprendió cuando acababa de quitarse la ropa y descansaba en la postura de la magnífica mujer de Tiziano.

La mujer estaba bien formada, joven, dura y fresca.

¿Hay nada más hermoso que una mujer dormida? El cuerpo femenino, de suaves contornos, de seductoras curvas, cuyas abultadas carnosidades precipitan el corazón, parece creado para la inmovilidad del lecho.Esa línea ondulante que se muestra cóncava en el costado, que se levanta en la cadera y desciende graciosa y ligeramente formando la pierna, para terminar con suma coquetería en la punta del pie, sólo se dibuja con todo su exquisito encanto sobre las ropas de una cama.*



* Tomado de "Las Hermanas Rondoli". de Guy de Maupassant.