GABRIELA MISTRAL
"ANIVERSARIO"
En Marzo pasado, se cumplieron 61 años de la muerte de Miguel Hernández, a causa de varias enfermedades contraídas en la prisión de Alicante, donde estaba preso por escribir poemas "políticos" y a favor de la República española y sus defensores, lo habían condenado a 30 años de prisión, después de comparecer ante un tribunal de inquisidores y censores que en principio, lo condenó a muerte, pero gracias a la intervención de personajes influyentes, esta pena le fue conmutada por los 30 años mencionados, irónicamente, estar preso, enfermo y no atendido fue finalmente su condena de muerte.
"Aniversario" fue escrito por Gabriela Mistral, como homenaje a Hernández, para recordar al mundo su injusta y arbitraria muerte, pero sobre todo para cantar su amor por el amigo que murió por escribir a la vida, la libertad y el amor.
ANIVERSARIO.
Todavía, Miguel, me valen,
como al que fue saqueado,
el voleo de tus voces,
las saetas de tus pasos
y unos cabellos quedados,
por lo que reste de tiempo
y albee de eternidades.
como al que fue saqueado,
el voleo de tus voces,
las saetas de tus pasos
y unos cabellos quedados,
por lo que reste de tiempo
y albee de eternidades.
Todavía siento extrañeza
de no apartar tus naranjas
ni comer tu pan sobrado
y de abrir y de cerrar
por mano mía tu casa.
de no apartar tus naranjas
ni comer tu pan sobrado
y de abrir y de cerrar
por mano mía tu casa.
Me asombra el que, contra el logro
de Muerte y de matadores,
sigas quedado y erguido,
caña o junco no cascado
y que, llamado con voz
o con silencio, me acudas.
de Muerte y de matadores,
sigas quedado y erguido,
caña o junco no cascado
y que, llamado con voz
o con silencio, me acudas.
Todavía no me vuelven
marcha mía, cuerpo mío.
Todavía estoy contigo
parada y fija en tu trance,
detenidos como en puente,
sin decidirte tú a seguir,
y yo negada a devolverme.
marcha mía, cuerpo mío.
Todavía estoy contigo
parada y fija en tu trance,
detenidos como en puente,
sin decidirte tú a seguir,
y yo negada a devolverme.
Todavía somos el Tiempo,
pero probamos ya el sorbo
primero, y damos el paso
adelantado y medroso.
Y una luz llega anticipada
de La Mayor que da la mano,
y convida, y toma, y lleva.
pero probamos ya el sorbo
primero, y damos el paso
adelantado y medroso.
Y una luz llega anticipada
de La Mayor que da la mano,
y convida, y toma, y lleva.
Todavía como en esa
mañana de techo herido
y de muros humeantes
seguirnos, mano a la mano,
escarnecidos, robados,
y los dos rectos e íntegros.
mañana de techo herido
y de muros humeantes
seguirnos, mano a la mano,
escarnecidos, robados,
y los dos rectos e íntegros.
Sin saber tú que vas yéndote,
sin saber yo que te sigo,
dueños ya de claridades
y de abras inefables
o resbalamos un campo
que no ataja con linderos
ni con el término aflige.
sin saber yo que te sigo,
dueños ya de claridades
y de abras inefables
o resbalamos un campo
que no ataja con linderos
ni con el término aflige.
Y seguirnos, y seguimos,
ni dormidos ni despiertos,
hacia la cita e ignorando
que ya somos arribados.
Y del silencio perfecto,
y de que la carne falta,
la llamada aún no se oye
ni el Llamador da su rostro.
ni dormidos ni despiertos,
hacia la cita e ignorando
que ya somos arribados.
Y del silencio perfecto,
y de que la carne falta,
la llamada aún no se oye
ni el Llamador da su rostro.
¡Pero tal vez esto sea
¡ay! amor mío la dádiva
del Rostro eterno y sin gestos
y del reino sin contorno!
¡ay! amor mío la dádiva
del Rostro eterno y sin gestos
y del reino sin contorno!
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