"DUKE" ELLINGTON.
1899-1974.
El 24 de Mayo pasado, se cumplieron 38 años desde la muerte de Edward K. Ellington, quien es, según los historiadores, cronistas y escuchas del Jazz, parte de la divina trinidad de los músicos más importantes en toda la historia de ese género, los otros dos, son por supuesto, Louis Armstrong y Charlie Parker y para otorgar dicha distinción se toma en cuenta: sus dotes como músicos, sus contribuciones como compositores, su papel revolucionario y su protagonismo abrumador en determinadas épocas clave.
Ellington recibió en vida, todos los homenajes condecoraciones y distinciones posibles y muerto de volvió un mito atemporal pero, ¿qué hizo Mr. Ellington para merecer ese trato deferente?, veamos un rápido repaso de su trayectoria por la música:
Decidió hacerse músico profesional, casi porque era lo que más o menos sabía hacer y porque no encontraba su vocación. Vivió la época de las grandes bandas y gracias a sus dotes de líder, siempre fue el director de sus orquestas, los papeles subordinados no eran para él, o era el que dirigía o no tenía razón para estar allí.
Como director de su orquesta, procuró siempre tener a los mejores instrumentistas diaponibles, fue un agudo detector de jóvenes con futuro, sacó siempre el mejor provecho de las habilidades y virtudes de sus músicos y creó una fórmula de creación colectiva, tomando de aquí y de allá, las aportaciones de sus colegas, para crear obras inmortales que casi siempre se atribuía, con el disgusto de sus colaboradores que se sentían plagiados, aunque ninguno de ellos tenía la visión y el genio para unir lo disperso y crear algo inmensamente superior a sus partes.
No era un pianista excepcional, sino más bien de alcances medios, le costaba enorme trabajo leer la música y se resistió siempre a tomar clases formales, era un autodidacta y un ecléctico genial, que se atrevía a despedazar todos los métodos y las reglas de la composición musical y en contra de todos los pronósticos, al final obtenía, casi siempre, resultados de sombrosos a por lo menos muy originales.
Fue siempre el director de la orquesta más popular, más creativa y más vanguardista, enfrentando a adversarios colosales como: King Oliver, Fletcher Henderson, Benny Carter o Benny Goodman, hacía hasta lo imposible por tener a los mejores músicos, los mejores arreglistas, los enfoques más novedosos y aunque por necesidad, tenía a veces que hacer concesiones a las disqueras, cuando tenía el control completo en sus manos, buscó siempre la mejor calidad.
Siendo un artista que hacía música escencialmente para el baile, nunca cayó en facilismos cómodos, ni dejó de aportar algo novedoso, original y de calidad arriba del promedio, al final de su carrera, cuando ya no necesitaba reconocimientos, ni demostrar nada a nadie y no trabajaba por dinero, pues tenía asegurado su futuro con holgura, compuso ambiciosas obras largas, con pretenciones sinfónicas, a veces desafortunadas y otras sorprendentes.
Caravan es una de sus piezas más conocidas, escrita con Juan Tizol, uno de sus grandes colaboradores, compositor y arreglista sobresaliente, y tal vez sea su obra suelta que más me gusta, así que les dejo estas dos versiones, la de la mismísima orquesta del "Duque" y otra del gran maestro acompañado por dos bopers rebeldes e iconoclastas, que a pesar de ello rendían homenaje a Ellington, figura emblemática del Jazz tradicional.