BETTY CARTER.
1929-1998.
Nacida con el nombre de Lillie Mae Jones en 1930, vivió una época en la que el Jazz estaba en constante revolución y este hecho marcó su estilo inovador que podía desarrollar con maestría y aparente facilidad, improvisaciones, al estilo de los grandes instrumentistas.
De pequeña, la llevaron a vivir a Detroit, en el mismo estado en que nació y allí empezó a cantar en los clubes donde se presentaban las orquestas de renombre y ella tuvo la oportunidad de mostrar su talento cantando con Dizzie Guillespie y Charlie Parker, a fines de los cincuentas, se unió a la orquesta de Lionel Hampton, misma que dejó en 1951, para tretar de hacer una carrera de solista.
En 1961 hizo una grabación con Ray Charles que la puso en las nubes de la popularidad y el conocimiento de las grandes masas de oyentes, pero volvió a caer en un bache en el que tenía pocos contratos para grabar y solo sobrevivía de sus actuaciones en clubes de los que parecían ser el destino de los "yameritos", los que estuvieron a punto de dar al gran paso hacia la inmortalidad, los que truncaron sus carreras, los que les faltó una pizca de talento para rebasar la medianía y losers por el estilo.
En los años setentas, Betty Carter, retomó su carrera y lo primero que dejó ver es que los años oscuros y de semi anonimato, habían sido también años de intenso aprendizaje, de exploración de las capacidades y límites de su instrumento y para la década siguiente, era toda una diva del Jazz, con reconocimiento en América, Europa e incluso Asia (los japoneses la veneraban, según crónicas de la época).
Carter es la gran maestra del "scat", esa forma de vocalizar sin decir palabras, pero utilizando la voz como un instrumento, en ese terreno era inigualable, su encuentro con el estilo "bop" cuando era adolescente, la marcó para siempre, estudió piano de pequeña, pero como nunca fue una instrumentista tan competente como para hacer juegos de improvisación a grandes alturas de virtuosismo, los hacía con su voz y esta habilidad fue la que la llevó a la inmortalidad cuando en 1998, falleció a los 68 años de edad (o 69 si nos atenemos al dato que dice que su nacimiento fue en 1929).
A partir de entonces, se esparció la leyenda de Betty Carter como una artista extraordinaria quien además de tener gran talento, también fue ejemplo de tenacidad, disciplina y fuerza de carácter, al contrario de muchas de sus colegas que eran mujeres frágiles y propensas a la victimización y el sufrimiento.
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