PRESIDENCIALISMO, POPULISMO Y CORPORATIVISMO, LA NEFASTA TRINIDAD.
Una guerra civil como la que tuvimos en México entre 1910 y 1917 y que llamamos "La Revolución Mexicana" es siempre un suceso devastador que rompe relaciones económicas, tejidos sociales, estructuras estatales y trastorna la vida cotidiana, cimbra a las sociedades, las desequilibra y en muchos casos, destruye todas sus formas de organización, de tal forma que al terminar, hay que crear unas nuevas.
Las formas estatales, son las más vulnerables a estos eventos, además de que, los embates revolucionarios, suelen tener como su blanco privilegiado, precisamente al Estado y sus instituciones y en México no se produjo una excepción, los alzados en armas tenían como su único objetivo bien claro, derrocar al dictador Porfirio Díaz y acceder a un sistema político que permitiera la alternancia en sustitución del monopolio gubernamental.
Una de las características más conspicuas de México como nación en formación, era su regionalismo que se resistía a la unificación nacional: los mercados eran sobre todo regionales, el desarrollo económico era muy heterogéneo de una región a otra y el Estado que en el papel presidía a una federación, era sustituido por el poder de los caciques regionales en muchos rincones del territorio "nacional".
La guerra civil que en muchos sitios era dirigida precisamente por los hacendados poderosos y los caciques políticos regionales, agudizó estas tendencias hacia la fragmentación del poder político y al terminar la fase violenta de la revolución, las nuevas clases políticas que aspiraban a ser las nuevas clases dirigentes, se encontraron, de entrada, con este gran obstáculo para consolidar su mandato.
Álvaro Obregón, empezó el proceso de consolidación del nuevo estado, eliminando caciques regionales o integrándolos a la nueva formación estatal y haciendo esfuerzos para pacificar al país, apagando los focos armados que aún estaban encendidos y su sucesor Plutarco Elías Calles, se aplicó a resucitar o crear a las instituciones que deberían ser el sustento del nuevo estado.
Pero el gran consolidador del aparato estatal nacido de la guerra civil, fue Lázaro Cárdenas, un hábil político que le dió su esencia al estado mexicano y logró de tal forma esa consolidación que, algunos de sus rasgos más notables, siguen presentes y son extremadamente reacios a desaparecer, aún cuando en el México del siglo XXI, son más un estorbo que algo benéfico.
Los mecanismos que Cárdenas creó para consolidar el estado y que hoy se niegan a desaparecer y nos hacen más daño que bien, son: el populismo, el corporativismo y el presidencialismo, no son los únicos, ni permanecen como nacieron, pero son y han sido objeto de estudio desde hace varias décadas, por su importancia, permanencia y fortaleza.
El "Tata", como era llamado por el pueblo, ascendió al poder, enmedio de un conflicto con el general Calles "máximo jefe de la revolución", quien se había constituido como patriarca, líder moral y poder tras el trono y había creado una forma de dirigir los destinos del país en donde el elegía al titular del poder ejecutivo y lo manejaba a su antojo (el famoso "maximato" de 1928 a 1934), hasta que eligió a Cárdenas como su nuevo títere, pero éste se rebeló, enfrentó al "máximo" y terminó obligándolo a exiliarse en Estados Unidos.
Como producto del episodio anterior, Cárdenas tenía una gran preocupación, casi obsesión por que nadie le disputara el poder que según él, le otorgaba su investidura presidencial y que al parecer, en su imaginación, debería ser omnipotente, así que dedicó tiempo, dinero y esfuerzos por consolidar, no sólo al estado, sino también a la figura presidencial y esto no era un secreto que compartía con sus más íntimos, lo expresó en muchas ocasiones, en púiblico y en privado: "nadie ni nada, debe estar por encima del presidente", fue la declaración que palabras más o palabras menos, se convirtió en una de las más célebres.
Durante el enfrentamiento con Calles, Cárdenas hizo jugadas magistrales en las que demostró su gran habilidad para la política, una de ellas fue que como los poseedores de la riqueza estaban del lado de Calles y una parte significativa de los militares también, buscó la alianza con las clases populares, las conminó a organizarse "para así ser dueñas de su futuro", les concedió algunas de sus demandas más añejas y urgentes (reparto de tierras, mejoras en los salarios, creación de sindicatos, etc,) al tiempo que establecía con ellas un "pacto" que consistía en: el gobierno les resuelve sus problemas más urgentes y ustedes se organizan, en torno al gobierno, bajo la guía del gobierno y con la bendición del gobierno y se comprometen a defender a ese "su" gobierno.
De ese modo, Cárdenas mató tres pálaros de una sola pedrada: organizó a los obreros, campesinos, comerciantes, profesionistas y clases populares en sindicatos, asociaciones, confederaciones y otros que a su vez se organizaban dentro de la estructura del partido oficial y quedaban bajo el control de este (corporativismo); mantuvo a las clases populares leales, pasivas y obedientes, recibiendo pequeñas dádivas y haciéndoles creer que lograban grandes conquistas, gracias al estado paternalista que estaba al pendiente de todo, resolvía todo y dictaba las directrices en todos los aspectos de la vida mexicana (populismo) y consolidó el poder presidencial, otorgando al jefe del ejecutivo, atribuciones y poderes que ninguna república democrática parlamentaria se había permitido: era el jefe de las fuerzas armadas, era el primero e incontestable legislador, mantenía control sobre el poder judicial y tenía todos los poderes normales de un presidente (presidencialismo).
Hasta aquí, un esbozo de como se desarrollaron los tres fenómenos, en otro artículo reflexionaremos acerca de como cumplieron un papel histórico y también como permearon la vida nacional, hasta convertirse en un lastre, rémora, obstáculo y estorbo.