viernes, 10 de mayo de 2013

EL SOUNDTRACK DE MI VIDA. Shady Grove.






QUICKSILVER MESSENGER SERVICE.

"Shady Grove"

1969.






Desde que tengo memoria, me ha atraido la música y me parece muy raro que haya gente a la que le es indiferente y podrían vivir sin ella, de niño escuchaba el radio y los discos de música sinfónica que ponía mi mamá los domingos por la mañana, ya en la adolescencia, por parte de mi hermana, empezaron a llegar a la casa, discos que ella compraba o que le prestaban, así empecé yo también, a hacer ahorros para adquirir algunos vinilos, los primeros que fueron realmente míos, eran de los de 45 rpm, que contenían una pieza por lado y con el éxito de este formato empezaron a salir los de dos piezas por lado.

Pero mi verdadera carrera como coleccionista de música, empezó con mis cuatro primeros LP, ya contagiado por el virus roquero, que recuerdo perfectamente fueron: "El Vuelo del Pájaro", como rezaba la edición mexicana del tercer disco de Deep Purple, llamado así también; "Delaney & Bonnie & Friends, on Tour with Eric Claptonque me trajo mi amigo Víctor, ya usado, porque lo estaba vendiendo alguien de una comuna de hippies de Peralvillo (la ex-Hipódromo de Peralvillo donde vivía mi cuate); "I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama" de Janis Joplin, también editado por algún extraño milagro en México y "Shady Grove", que compré en la legendaria discoteca "Yoko", en las calles de Génova, a una cuadra de la actual estación del metro "Insurgentes".

Pero el que me interesa comentar por ahora es éste último que me resultó y sigue resultándome, absolutamente fascinante, el tercer álbum de Quicksilver Messenger Service, el extraordinario, el único, el insustituible ¡Shady Grove! que como les estaba diciendo adquirí en "Yoko", la disquería especializada en el Rock más importante de la Ciudad de México, en los incipientes años setentas.

"Yoko" era para mi amigo Víctor y para mí, un lugar mágico y surrealista, en el primer piso de un edificio porfiriano (de principios del siglo XX o fines del XIX), con su luz negra, sus carteles fluorecentes, su olor a incienso e increíble música a muy altos decibeles, música que hoy me resulta fascinante, después de escucharla por décadas y que entonces era apabullante, devastadora y hechizante para mis inocentes oídos.
  
Un día que estabamos de visita en el mítico lugar, donde pasábamos horas escuchando gratis la música que no podíamos tener en casa ni prestada, pues la mayoría de los objetos sagrados que allí había, eran prácticamente inconseguibles en cualquier otro sitio, encontramos en un rincón, una caja con discos de remate, lo que significaba que su precio, inalcanzable para dos adolescentes de clase media de la mitad para abajo, estaba rebajado a un cuarto de su precio, el disco llamado "Shady Grove" de Quicksilver Messenger Service, grupo que conocíamos porque en "Vibraciones", nuestro programa favorito del radio, programaban "Happy Trails", del antiguo cuarteto, como lo llamaban allí.




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