MI ABUELA, EL ESTUDIO, LA MALDAD Y SU SABIDURÍA.
Mi abuela Beatriz era una mujer desincronizada, cuando todas o casi todas las mujeres se dedicaban al marido y a los hijos, no iban a la escuela más que para aprender a leer y escribir si acaso, no tenían proyectos propios, no tenían ambiciones ni iniciativa alguna y estaban confinadas a la casa, ella estudiaba por su cuenta: idiomas, que le encantaban y un poco de todas las ciencias, en algún momento en que pudo estar en una escuela formal para estudiar la lengua francesa, llegaron los directivos de una escuela que necesitaba un profesor de francés y al no haber uno disponible, le ofrecieron el empleo a la alumna más adelantada, que por supuesto era mi abue.
De ese modo incursionó en la docencia, pero en el aula o fuera de ella, siempre fue una profesora para sus hijos, sobrinos, nietos y quien solicitara una consulta, los nietos en especial, le "sacábamos la vuelta", porque todo lo que dijeramos podía ser utilizado en nuestra contra, verbigracia: si uno decía, " mi prima está trabajando en Lerma" mi ancestra, empezaba a hacer un examen exhaustivo ¿en que estado se sitúa Lerma? ¿es una localidad comercial, industrial, rural? ¿tiene algo que ver con ella el río del mismo nombre?
Así que queriendo o no, todos aprendimos muchas cosas de ella, sobre todo cuando pasaba largas temporadas en casa de alguno de sus hijos o hijas y no había forma de eludir sus clases y observaciones, pero la gran enseñanza, la inolvidable, la que me marcó desde adolescente y hasta ahora fue: "el saber es un tesoro más valioso que todo el oro y el dinero, procura estudiar todos los días de tu vida, no dejes de aprender algo nuevo siempre, puedes ser lo que quieras, decidas o puedas, todo es válido, menos ser ignorante".
El adolescente que esto escuchó, pensó de inmediato: "a que mi abue, en su obsesión por el saber, me está diciendo que puedo ser, estafador, tratante de personas, asesino, tirano desalmado, golpeador de mujeres, político corrupto y otras despreciables opciones" pero el contagio ya estaba en marcha y una de mis mayores aficiones era leer, con el tiempo entendí con toda cabalidad que: cuando te acercas al conocimiento, la ciencia, las humanidades, la belleza del arte y todo el mundo de la cultura y el saber, más te alejas de la posibilidad de ser explotador, abusivo o malvado de cualquier tipo, ¡que sabia eras abuelita!