¨Vida y Arte de Glenn Gould¨
Kevin Bazzana (2003)
¨Kevin Bazzana tiene el mérito de haber escrito la biografía, insuperable hasta hoy del genial pianista canadiense que asombró al mundo entero, aquel que un día fue elogiado por un director de orquesta europeo, de cuyo nombre sí quiero acordarme pero no puedo, diciendo palabras más, palabras menos...Impensable que un joven canadiense viniera a enseñarnos como se toca a Bach¨
La minuciosidad de Bazzana es una de las cualidades de la investigación y de la obra, que va de la ambientación en el Toronto de la infancia de Gould; su niñez y el papel de sus padres en ella y su vida adulta; sus manías tan celebradas o repudiadas; su desparpajada y heterodoxa forma de tocar; sus gustos musicales; su erudición musical que lo llevó a ser un conferencista extraordinario; su corta vida como concertista; su dedicación obsesiva a las grabaciones; sus cualidades de músico de otro mundo; su papel de revolucionario intérprete de Bach; sus enfermedades y su temprana muerte.
Hijo único de una maestra de piano y un empresario peletero, quien también era músico amateur, fue un estudiante medio que empezó a tocar el piano desde niño, siendo como estudiante de música muy destacado e incluso insuperable, su único maestro de piano, además de su madre, fue muy pronto superado por el alumno y desde entonces, fue autodidacta, no sólo por el celo para practicar muchas horas al día, sino por ser un estudioso obsesivo de las partituras elegidas por él para ser interpretadas.
Y así fue como, el estudioso de la obra de sus músicos favoritos y sus partituras, se convirtió en el controversial intérprete de Bach que ¨enseño¨ una forma diferente de abordar al maestro, quien por siglos fue tocado de una única manera que era para muchos ¨la correcta¨, de modo, que sus interpretaciones fueron en un principio rechazada por los puristas y convertidas con el tiempo, en audiciones y grabaciones veneradas por los oyentes de mente más abierta.
Otro aspecto abordado ampliamente por Bazzana es el de sus gustos musicales, casi exclusivos de la música ¨culta¨ y aún más, no de toda la música sinfónica, decía odiar al romanticismo, al tiempo que idolatraba y enaltecía a Schönberg, como buen provocador iconoclasta hacía declaraciones del tipo de ...adoro a Petula Clark y aborrezco a Los Beatles que son insoportables...
Hasta en los escenarios más exclusivos se presentaba siempre con abrigo, bufanda y guantes, con su desvencijada silla, fabricada por su padre y diseñada por Gould, tocaba exageradamente encorvado con la nariz casi pegada al teclado, tocando con una mano mientras la otra dirigía como director de orquesta y tarareando mientras tocaba, y por supuesto que en los conciertos y ¡las grabaciones! se escucha el murmullo de su canturreo.
Después de una corta carrera de concertista, sólo hasta que obtuvo reconocimiento universal, empezó a rechazar contratos e incluso a suspender los ya concertados, con las pérdidas económicas consecuentes, hasta que se retiro totalmente de las presentaciones en vivo, rechazando conciertos de ¡un millón de dólares!, porque odiaba los conciertos y al público patético y falso que asistía, en su retiro se dedicó a las grabaciones de estudio que no eran como las que había hecho bajo la dirección y producción de las disqueras, sino a unas hechas con un espíritu de perfección exasperante, nadie era capaz de contemplar tantos detalles, aspectos e innovaciones tecnológicas para la grabación de sus discos.
Así era el genio, esto y una gran cantidad de información forma esta obra indispensable para fans de Gould, melómanos de cualquier filiación y hasta para adictos a las biografías, Publicada por Turner y en nustro idioma.
Qué gusto volver a leerte, amigo Ariel. Imagino que, igual que a mí, los requerimientos de la vida cotidiana te dificultan la publicación regular. Pero en todo caso, lejos lo más importante es saber que estás bien. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, todo bien, espero estar aquí un poco más seguido
EliminarMe da gusto saber de tí