Gould es considerado el gran intérprete de Bach, por su amor a la música de este autor y además porque a partir de la nueva visión de la obra de J.S. que mostró con su forma revolucionaria de abordarla, inauguró una escuela Bachgouliana que dejó constancia en sus grabaciones, tanto las primeras como aquellas que realizó, ya retirado de los conciertos, en su laboratorio musical que eran los estudios de grabación.
Esta reedición italiana de 2016 incluye todas las grabaciones de Bach que hizo en la vida, empezando por las muy célebres Variaciones Goldberg de 1956, que fueron el gran acontecimiento musical, porque Gould grabó una obra muy versionada por los grades pianistas pero siempre respetando la forma ortodoxa y el artista canadiense retó a la tradición con la hoy sacralizada grabación con la que inició su carrera discográfica.
Este primer registro se complementa con aquellas grabaciones que hizo sin la premura del tiempo y la presión de los conciertos, cuando dedicaba todo su tiempo y concentración a grabar cada disco nuevo, en estas grabaciones echó mano de la tecnología existente como hacer varias tomas que en algunos casos no eran del todo satisfactorias para Glenn y de las que tomó las partes mejores y las unió en la edición, creando versiones musicales casi perfectas, que en las salas de concierto eran imposibles, para el genio del piano era vital una interpretación perfecta sin importar si esta sólo se lograba en un estudio.
No está incluida la segunda grabación de las Variaciones (1968) pero al parecer es la única ausencia en esta retrospectiva bachiana para que no le falte nada al fanático de Bach o al melómano que no es capaz de resistir tentaciones como estas.
¨Kevin Bazzana tiene el mérito de haber escrito la biografía, insuperable hasta hoy del genial pianista canadiense que asombró al mundo entero, aquel que un día fue elogiado por un director de orquesta europeo, de cuyo nombre sí quiero acordarme pero no puedo, diciendo palabras más, palabras menos...Impensable que un joven canadiense viniera a enseñarnos como se toca a Bach¨
La minuciosidad de Bazzana es una de las cualidades de la investigación y de la obra, que va de la ambientación en el Toronto de la infancia de Gould; su niñez y el papel de sus padres en ella y su vida adulta; sus manías tan celebradas o repudiadas; su desparpajada y heterodoxa forma de tocar; sus gustos musicales; su erudición musical que lo llevó a ser un conferencista extraordinario; su corta vida como concertista; su dedicación obsesiva a las grabaciones; sus cualidades de músico de otro mundo; su papel de revolucionario intérprete de Bach; sus enfermedades y su temprana muerte.
Hijo único de una maestra de piano y un empresario peletero, quien también era músico amateur, fue un estudiante medio que empezó a tocar el piano desde niño, siendo como estudiante de música muy destacado e incluso insuperable, su único maestro de piano, además de su madre, fue muy pronto superado por el alumno y desde entonces, fue autodidacta, no sólo por el celo para practicar muchas horas al día, sino por ser un estudioso obsesivo de las partituras elegidas por él para ser interpretadas.
Y así fue como, el estudioso de la obra de sus músicos favoritos y sus partituras, se convirtió en el controversial intérprete de Bach que ¨enseño¨ una forma diferente de abordar al maestro, quien por siglos fue tocado de una única manera que era para muchos ¨la correcta¨, de modo, que sus interpretaciones fueron en un principio rechazada por los puristas y convertidas con el tiempo, en audiciones y grabaciones veneradas por los oyentes de mente más abierta.
Otro aspecto abordado ampliamente por Bazzana es el de sus gustos musicales, casi exclusivos de la música ¨culta¨ y aún más, no de toda la música sinfónica, decía odiar al romanticismo, al tiempo que idolatraba y enaltecía a Schönberg, como buen provocador iconoclasta hacía declaraciones del tipo de ...adoro a Petula Clark y aborrezco a Los Beatles que son insoportables...
Hasta en los escenarios más exclusivos se presentaba siempre con abrigo, bufanda y guantes, con su desvencijada silla, fabricada por su padre y diseñada por Gould, tocaba exageradamente encorvado con la nariz casi pegada al teclado, tocando con una mano mientras la otra dirigía como director de orquesta y tarareando mientras tocaba, y por supuesto que en los conciertos y ¡las grabaciones! se escucha el murmullo de su canturreo.
Después de una corta carrera de concertista, sólo hasta que obtuvo reconocimiento universal, empezó a rechazar contratos e incluso a suspender los ya concertados, con las pérdidas económicas consecuentes, hasta que se retiro totalmente de las presentaciones en vivo, rechazando conciertos de ¡un millón de dólares!, porque odiaba los conciertos y al público patético y falso que asistía, en su retiro se dedicó a las grabaciones de estudio que no eran como las que había hecho bajo la dirección y producción de las disqueras, sino a unas hechas con un espíritu de perfección exasperante, nadie era capaz de contemplar tantos detalles, aspectos e innovaciones tecnológicas para la grabación de sus discos.
Así era el genio, esto y una gran cantidad de información forma esta obra indispensable para fans de Gould, melómanos de cualquier filiación y hasta para adictos a las biografías, Publicada por Turner y en nustro idioma.