"Amo a mi país"
Autor e Intérprete: Gerardo Enciso
1989
En 1989 se publicó "A contracorriente" de Gerardo Enciso y me atrevo a decir que fue un gran acontecimiento, a Enciso lo han etiquetado de trovador urbano, de rupestre, de roquero sui generis y de leyenda del Rock tapatío gracias a que Gerardo nació en Puebla pero ha vivido toda la vida en Guadalajara, semillero de grandes músicos de cualquier género y en especial del rock mexicano, para mí es un músico super dotado, empezando por su falta absoluta de vanidad, presunción y poses de rock star.
Su trabajo de compositor de canciones abreva en el folk y el rock y sus letras en las pequeñas historias diarias de su ciudad con una visión crítica, sociológica, desde el aliento poético que posee y amorosa sin remedio, de modo que el amor por su ciudad es también amor por su país.
Y eso hace empatía con ingenuos e inocentes que como su redactor aman a su país, así como está, con todos sus dolores, sus carencias, sus injusticias, sus desigualdades y sus deseos de ser un poco menos desigual y dolido, la susodicha es una de esas canciones que llegan directo, sin intermediarios ni rodeos y el muchas veces reconocido como compositor de culto, signifique lo que signifique, utiliza en ella un truco muy inteligente, nos cuenta todo lo que duele del país y que identifica con el desamor, al tiempo que le declara su amor como esperanza de libertad, a ver si el amor que por el país profesa lo redime.
AMO A MI PAÍS.
Horario coagulado a mediodía,
con la lluvia a cuestas. No hay sonrisas.
Ni siquiera el dulce rostro de a mentiras
que te mira de reojo en la vitrina.
Pero ahora llueve, no me importa
si me tomas o me dejas, si las bardas son un circo,
si prohíben las tocadas y las bandas pintan “¡basta!”.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país.
Sudando en cada esquina la agonía,
con la rabia a cuestas. No hay salidas.
Ni siquiera el tonto rostro de oficina
que te mira y que te pide la cartilla.
Pero ahora llueve, nada importa.
Sin dinero en los bolsillos pido fiada una cerveza.
Llego a casa, y mi guitarra ya me espera.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Cansado ya de sobrevivir y de sentir la soga al cuello.
Con el rostro hundido en una cerveza,
se apagaron las ganas prendidas de andar.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país,
pero él no me ama a mí.
Amo a mi país...
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