domingo, 22 de febrero de 2015

Jazz. Ahmad Jamal.





THE AHMAD JAMAL TRIO
"The Awakening"
1970





Entré en el mundo de la música de Jamal, por una recomendación que no podía dejar pasar, la de Miles Davis, quien en innumerables ocasiones declaró ser admirador de este pianista extraordinario, nacido en 1930 en la ciudad de Pittsburgh, cuna también de unos cuantos pianistas excelsos del Jazz: Errol Gardner, Mary Lou Williams, Billy Strayhorn y Earl Hines, nada más y a los tres años, antes de saber leer, ya tocaba el piano, empezó a tomar clases formales a los siete años y a los once, ya tocaba profesionalmente, el típico caso de un niño genio, superdotado para la música.

Jamal se hizo notar como artista único y extraordinario, por su virtuosismo, su manejo de los tiempos y por su concepción "orquestal" de la música, aun tocada por pequeños grupos como los tríos que fueron sus preferidos, Jamal no usaba el piano como instrumento de acompañamiento, ni se iba hacia el otro extremo de convertirlo en solista tan destacado que borre a los demás instrumentos, tiene una forma de abordar las piezas envolvente, creando un "ambiente", un fondo que da sustento a sus increíbles estructuras armónicas y a sus desarrollos melódicos, al tiempo que da "espacios" amplios y seguros, para los encargados de la sección rítmica.







En 1970, mientras el Rock se ampliaba en diversos rumbos y abría deslumbrantes vetas para explorar, músicos como Ahmad Jamal, hacían discos de extraordinaria factura como éste, con piezas de su autoría y sus acostumbradas recreaciones de éxitos populares del mismo Jazz o de otros ámbitos, en esta grabación hay dos piezas compuestas por él, la famosa "The Awakening", obra maestra de todos los tiempos y "Patterns"; una de Herbie Hankcock, una de Oliver Nelson, una de Jobim, variado en repertorio, variado en abordaje de géneros jazzísticos, variado en técnicas pianísticas y una cátedra de como hacer discos de Jazz con recursos minimalistas, ideas musicales maximalistas y virtuosismo instrumental sin protagonismos fatuos ni pretensiones no alcanzadas, solo talento y genio, al servicio, no del lucimiento personal, sino de la creación artística colectiva.




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