THE AHMAD JAMAL TRIO
"The Awakening"
1970
Entré en
el mundo de la música de Jamal, por una recomendación que no podía
dejar pasar, la de Miles Davis, quien en innumerables ocasiones declaró
ser admirador de este pianista extraordinario, nacido en 1930 en la
ciudad de Pittsburgh, cuna también de unos cuantos pianistas excelsos
del Jazz: Errol Gardner, Mary Lou Williams, Billy Strayhorn y Earl
Hines, nada más y a los tres años, antes de saber leer, ya tocaba el
piano, empezó a tomar clases formales a los siete años y a los once, ya
tocaba profesionalmente, el típico caso de un niño genio, superdotado
para la música.
Jamal se
hizo notar como artista único y extraordinario, por su virtuosismo, su
manejo de los tiempos y por su concepción "orquestal" de la música, aun
tocada por pequeños grupos como los tríos que fueron sus preferidos,
Jamal no usaba el piano como instrumento de acompañamiento, ni se iba
hacia el otro extremo de convertirlo en solista tan destacado que borre a
los demás instrumentos, tiene una forma de abordar las piezas
envolvente, creando un "ambiente", un fondo que da sustento a sus
increíbles estructuras armónicas y a sus desarrollos melódicos, al
tiempo que da "espacios" amplios y seguros, para los encargados de la
sección rítmica.
En 1970,
mientras el Rock se ampliaba en diversos rumbos y abría deslumbrantes
vetas para explorar, músicos como Ahmad Jamal, hacían discos de
extraordinaria factura como éste, con piezas de su autoría y sus
acostumbradas recreaciones de éxitos populares del mismo Jazz o de otros
ámbitos, en esta grabación hay dos piezas compuestas por él, la famosa
"The Awakening", obra maestra de todos los tiempos y "Patterns"; una de
Herbie Hankcock, una de Oliver Nelson, una de Jobim, variado en
repertorio, variado en abordaje de géneros jazzísticos, variado en
técnicas pianísticas y una cátedra de como hacer discos de Jazz con
recursos minimalistas, ideas musicales maximalistas y virtuosismo
instrumental sin protagonismos fatuos ni pretensiones no alcanzadas,
solo talento y genio, al servicio, no del lucimiento personal, sino de
la creación artística colectiva.