NAHUI OLIN
1893-1978
En la vieja y tradicional colonia Tacubaya de la ciudad de México, en los años setentas, vivía una anciana demente, en una casa repleta de gatos, andaba por las calles harapienta y extraviada, hablando sola y ordenando al sol que saliera y se ocultara, los vecinos del barrio fundado en tiempos porfirianos, tenían sus reservas para burlarse de la desquiciada mujer quien no era una loca cualquiera, para empezar, tenía unos ojos bellísimos, y para completar, un cuerpo aún hermoso y un aire distinguido, aristocrático e imponente.
Pocos sabían que se llamaba Carmen Mondragón, que nació a fines del decimonónico siglo, que era hija de un general famoso y que nació en el seno de una familia aristocrática; muchos menos eran los que sabían que en su niñez fue enviada por sus padres a estudiar a París, que fue famosa por sus poemas y sus pinturas, pero sobre todo, por su belleza, sus inumerables amantes, su pertenencia a la élite intelectual y artística mexicana de los años veintes, treintas y cuarentas y por su comportamiento liberal y escándaloso que retaba a las convenciones de la época.
Uno de sus amantes, el pintor Gerardo Murillo, alias el "Dr. Atl", la bautizó como Nahui Olin y así fue conocida, más que por su verdadero nombre, fue modelo del famoso fotógrafo Edward Weston y gracias a ese hecho, existen muchas fotografías que testimonian la belleza de Carmen, quien incursionó en la poesía y la pintura, pues siempre tuvo inquietudes artísticas, nunca alcanzó las grandes alturas de la creación artística, pero su vida en sí, fue una obra de arte, intensa, provocadora, inquieta y estremecedora.
Pero a la distancia temporal, parece ser que la importancia de Carmen Mondragón, radica sobre todo, en su papel de mujer liberada, compañera de Frida Kahlo, Antonieta Rivas y otras mujeres que desafiaron a la rigidez y cerrazón mental de la sociedad mexicana de la época y fueron las precursoras de un tardío movimiento feminista setentero que las tomó como emblema.
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